El fenómeno no es solo de aquí. Se ha visto en la actividad política en otros lugares y en distintas épocas. La tensión forma parte del diario vivir de los partidos políticos, porque en esos grupos hay individuos con intereses distintos y a veces las aspiraciones de uno chocan con las del otro. Las contradicciones entre rivales internos son a veces más intensas que las que tienen miembros de distintos partidos. Al legendario político alemán Konrad Adenauer se le atribuye la frase “hay enemigos, enemigos mortales y compañeros de partido”. Parece exagerado, pero son muchos los políticos del patio que comprenderán la fuerza de esta afirmación, porque lo han vivido en carne propia.
Lo normal
Las contradicciones son propias de cualquier partido político. Tanto así que no es necesariamente una buena señal en un partido el hecho de que todo ande bien, sin el más mínimo ruido. Ese escenario normalmente se produce en partidos pequeños, con un solo líder o una directiva extremadamente reducida, donde no hay nada que discutir. Además, donde hay expectativas de llegar al poder, hay roces entre los miembros. El escenario ideal para un partido es que no haya tantas contradicciones como para poner en juego la cohesión del colectivo, pero que tampoco exista una armonía absoluta, propia de partidos minúsculos y sin posibilidades reales de alcanzar el poder.
Panorama actual
Entre los partidos mayoritarios, el PLD es el que tiene la situación más difícil, al punto que se habla de que grandes figuras dejarían el barco. En el PRM hay ruidos, pero todavía nada de qué alarmarse. Y en Fuerza del Pueblo se hace lo que diga su líder. Cuando crezca como partido, comenzarán los problemas.
