Una mirada al entorno internacional, y un vistazo interno, a la realidad local, permiten llegar a la conclusión de que en un contexto de turbulencias en otros puntos del mundo, por aquí se fortalece nuestro sistema democrático. Hay que reconocerlo, aunque sin decirlo muy alto, porque la democracia necesita mantenerse y consolidarse día tras día.
Elecciones y algo más
El país acaba de pasar por unas elecciones ejemplares, en las que escasearon las quejas y denuncias por los resultados. La realización de comicios, la participación de la ciudadanía y la aceptación de los resultados por parte de los competidores constituyen una parte importante en el funcionamiento adecuado del sistema democrático, pero no lo es todo. Hay otros aspectos importantes, como por ejemplo, la conducta de los actores políticos del oficialismo y la oposición. Ese punto también es una de las fortalezas del país, en momentos en que en otras naciones hay señales más bien de involución. Un ejemplo que puede ilustrar el fenómeno se puede verificar en la realización de los debates presidenciales.
Mientras el que se realizó en Estados Unidos, entre Joe Biden y Donald Trump, fue un intercambio de descalificaciones, aquí debatieron con altura y respeto Luis Abinader, Leonel Fernández y Abel Martínez. Lo relevante del hecho es que por aquí se estrenaba el modelo de debate presidencial, algo que es costumbre en Estados Unidos, que es además, un modelo de democracia.
Lejos de los extremos
La polarización que se ve en otros países, algunos cercanos y otros del primer mundo, no es un tema en la República Dominicana, lo que facilita la convivencia entre los actores políticos. Además, no hay grandes diferencias ideológicas, algo que se ha convertido en una ventaja, en la práctica, porque entre otras cosas, se garantiza en gran medida la continuidad del Estado. En el contexto dominicano, los presidentes critican a sus antecesores, pero casi siempre rescatan y continúan las acciones que estos han iniciado.