Una primera fase del proceso electoral está llegando a su fin. Las elecciones municipales son el domingo y a la campaña le quedan horas. Con el conteo de votos de esos comicios se estará comenzando la otra fase, que culminará con la elección del nuevo Congreso y del presidente de la República. Hay muchas teorías que se repiten sobre nuestras campañas electorales. Pasó ahora, pasó antes y seguirá pasando, pero algunas de esas reglas no escritas, aunque muy repetidas, son mitos o medias verdades.

Caravanas equivalen a votos

Todavía hay quienes creen que movilizar mucha gente es una muestra de fortaleza electoral. Para hacer actos con asistencia nutrida solo hay que tener dos cosas. El “know how”, o el conocimiento, y los recursos. Los partidos principales cumplen con ambos requisitos. Los primeros que saben que eso no significa nada son ellos, los dirigentes políticos que organizan actividades, pero entran en el juego y quizás logran impresionar a incautos.

La gente reclama propuestas

No es lo deseable, y es cuesta arriba admitirlo, pero la gente no está “ávida” de propuestas y discursos, como comúnmente se dice y se reitera. Así debería ser, pero esa no es la realidad. Los candidatos que ganan lo hacen por una serie de factores: carisma, popularidad, recursos, estructura y algo de suerte, entre otros. El contenido de los discursos no está en los primeros lugares de la lista.

Aliados hacen la diferencia

Los partidos emergentes, en su condición de aliados a los grandes, hacen aportes importantes, pero a veces ese rol es sobrevaluado. Esto es porque se toman de manera literal los resultados, y si un grupo de aliados saca un diez por ciento, se asume que ese porcentaje es de esos partidos, y no necesariamente es así. En ese diez por ciento, hay una parte importante de electores que de todos modos se inclinaban a votar por el candidato del partido que encabeza la coalición. Hay otros mitos en la lista, pero estos son algunos de los principales…

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