A partir de ahora faltan exactamente siete meses para las elecciones municipales. Es el reto electoral más inmediato que tienen los partidos, aunque a veces el ambiente, los discursos y algunas acciones de varios de los actores políticos podrían confundir a un distraído o a un recién llegado. Parecería que las elecciones presidenciales están a la vuelta de la esquina, pero no es así. El 18 de febrero del 2024 en la noche se estarán contando votos, pero será para definir las alcaldías, regidurías, direcciones de juntas municipales y vocalías.

El PRM y febrero

Todavía falta un buen trecho para los comicios, pero para conocer el rumbo que va tomando el proceso, solo hay que dar un vistazo a los movimientos y acciones de los principales partidos. Un buen muestreo es el fin de semana que acaba de concluir. El oficialismo siguió conquistando refuerzos, provenientes de las filas contrarias. La apuesta luce arriesgada, pero es claramente un riesgo calculado. El problema de exceso de aspirantes y disgustos internos es más manejable para un partido en el poder y con expectativas de quedarse. El PRM luce más enfocado en febrero que sus opositores. El casi seguro candidato presidencial se mantiene al margen del proselitismo por el momento, por su condición de actual mandatario. Algo bien distinto ocurre en la oposición donde los procesos son protagonizados por sus aspirantes presidenciales.

Morados y verdes

La marcha del día ocho y los bandereos del pasado fin de semana demuestran que el PLD hace un esfuerzo por levantar la marca, lo que en la práctica es una especie de cambio de rumbo porque al inicio del proceso, se observaba propaganda del candidato presidencial, donde el morado se exhibía con timidez. De su lado, en Fuerza del Pueblo casi todo gira en torno al líder y ya declarado oficialmente precandidato presidencial. La fortaleza de su liderazgo opaca cosas que deberían estar brillando ahora. Entre los verdes se habla más de mayo que de febrero.

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