La muerte del mediador por excelencia se produce al inicio de un año en el que el diálogo está llamado a jugar un rol determinante en el escenario político nacional, debido a que en la agenda hay una serie de propuestas de importantes reformas. Como decía monseñor Agripino Núñez Collado a elCaribe y CDN en su última entrevista, en esto lo importante no es tanto lo que se hable en el escenario formal, sino fuera de este. Las interacciones informales entre los interlocutores, y entre estos y los que ejercen el rol de mediación, son claves para llegar a acuerdos. “No sé si eso se está haciendo, esto hay que hacerlo para lograr éxito”, dijo Núñez Collado en esa entrevista, en noviembre del pasado año. Los que están a cargo del diálogo deben aprender la lección. El que más sabía de eso habló. Y está escrito y grabado.
Las reformas
Lo cierto es que en el menú hay varias reformas. Nadie se opone a ninguna de ellas, aunque sobre los detalles existan diferencias de forma y hasta de fondo. Pero hay reformas y “reformas”. La que abarca el tema electoral, por ejemplo, parece una de las menos traumáticas y de las más propicias para llegar a un acuerdo. Casi todos los actores políticos coinciden en que lo que se aprobó antes fue un tollo, además de que el Tribunal Constitucional ayudó a identificar cuáles son las fallas. El trabajo ahora es más fácil, ya que no se trata de empezar desde cero. Pero hay otras reformas que son difíciles, como la reforma fiscal, por razones más que obvias.
Ejemplo a seguir
E l asunto es que a propósito del fallecimiento de Núnez Collado, los políticos, del gobierno y la oposición, han estado resaltando sus dotes de concertador y creador de consensos, y ahora tienen una excelente oportunidad para emularlo. Agripino ya no está, pero queda su ejemplo y su legado…