La denuncia que hicieron voceros del PLD y el PRD en la sede de la Junta Central Electoral lo que tiene de inusual no es el contenido, sino el tiempo en el que se hace. Nada nuevo es que la oposición se queje de que el gobierno le lleva sus cuadros. La denuncia siempre se hace, con o sin fundamento. Lo que cambia es el color de denunciantes y denunciados. Pero actualmente faltan casi dos años para las elecciones municipales. La campaña electoral no ha iniciado. Ni siquiera la precampaña, salvo en el caso de los peledeístas, que esta vez quieren madrugar por razones conocidas y entendibles. La queja de morados y blancos, por anticipada, causa extrañeza.
Poco que hacer
Lo otro es que, en realidad, poco o nada puede hacer la JCE con relación a la denuncia, aunque la recibió y hasta designó una comisión para investigarla. A los alcaldes que ya se fueron no se les puede pedir que se devuelvan, y si hay algunos preparando su maleta, la JCE tampoco les puede colocar “impedimento de salida”. Con la denuncia, aparentemente, se busca un efecto mediático, o se aspira a lograr, en el mejor de los casos, que algunos alcaldes que tienen un pie en el oficialismo se devuelvan, o aplacen su decisión.
La interrogante
Lo que sigue siendo una interrogante es la actitud asumida por Fuerza del Pueblo. Sus representantes no participaron en la rueda de prensa del 17 de febrero. Luego, periodistas intentaron comunicarse con voceros de ese partido, y uno le tiraba la bola al otro. Nadie sabía nada, pero tampoco desmintieron a Héctor Guzmán, quien dijo que la FP participó en la redacción del documento. Posteriormente, la entidad emitió su propio comunicado. Asume la denuncia, pero lo hace “aparte”.