El PLD conforma, junto al PRD y al PRSC, la trilogía de los partidos políticos más ganadores de elecciones presidenciales en los últimos cincuenta años. Los blancos y los rojos hace tiempo que tocaron fondo y ya perdieron sus rangos de mayoritarios, mientras que los morados, en las elecciones más recientes, obtuvieron un porcentaje de votos que parece colocarlos en las puertas del desplome que los otros sufrieron. Pero la situación del PLD no es igual a la del PRD y el PRSC, y el destino no tiene que ser el mismo.

Los otros dos casos

El declive del PRD fue más abrupto que el del PRSC, porque lo que le pasó al partido blanco es que sus dirigentes y militantes, o una mayoría de ellos, prácticamente de un solo golpe salieron y decidieron formar otra fuerza política, en este caso el PRM. Por eso, de un 47% en el 2012 esa organización pasó a menos de un seis en el 2016. Y lo del PRSC fue un proceso más lento, debido a que tras lograr una cuarta parte de la votación en el 2000, sacó ocho por ciento en el 2004, o sea, por primera vez, menos de dos dígitos, y en el 2008 solo obtuvo un cuatro por ciento.

La supervivencia

No se ve cerca un relanzamiento del PLD o una recuperación para llegar nuevamente, en términos de fuerza y simpatía, al nivel que tenía hasta el 2020, pero con lograr, por el momento, la supervivencia, y mantener la vigencia como partido importante del sistema, aunque sea como tercera fuerza, sería suficiente, dado el escenario actual y la tunda recibida este año. Los que quedan están más o menos de acuerdo en echar el partido hacia delante, y parece que aceptan que Danilo Medina se mantenga como el presidente y líder, algunos de manera genuina, y otros, quizás, a regañadientes. Hay varios desafíos y uno de ellos es la posibilidad de que se reanuden las mudanzas hacia la Fuerza del Pueblo. Ya ayer Radhamés Jiménez informaba sobre nuevas juramentaciones.

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