Los peledeístas tenían conocimiento de lo que iba a pasar. El PLD es un partido que tiene experiencia en anunciar pelas electorales, y darlas. Y sabía que esta le tocaba recibirla, nadie se la despintaba.
Paradójicamente, uno de sus slogans de campaña era “aguanta, que falta poco”, como si el 19 de mayo fuese un día esperado por los morados, pero realmente iba a ser una fecha de “tragedia electoral”, término que utilizó ayer Francisco Javier García, al referirse al desempeño de su partido. No hubo sorpresa, la debacle se veía venir, pero eso no significa que los peledeístas no tengan que revisar y analizar los hechos. Al contrario, es lo que procede, y debe ser, ahora o nunca.

Los que perdieron ya habían ganado

Ante el anunciado proceso de revisión, se han dado reclamos, desde dentro y desde fuera, de una renovación dirigencial, y muchos entienden que debe ser bien amplia. Como esto implica dejar fuera a muchos de los que ocupan los principales cargos, ahora surge un argumento que choca con esas intenciones. Los que han comandado las tropas, y que ahora cargan con la derrota son los mismos, básicamente, que han jugado un rol estelar en los triunfos de ese partido. Y no han sido poca cosa. El record, en los últimos 24 años ha sido de cinco triunfos en siete elecciones. Son muchos los que se han ido, pero los que quedan y ocupan puestos importantes, fueron artífices de las victorias.

Caso Danilo

Ante el argumento de que no pueden ser malos ahora los responsables de los triunfos anteriores surge la pregunta de si los peledeístas deben elegir a un nuevo presidente o ratificar a Danilo Medina, el único miembro del partido morado que ha sido presidente de la República, y que además lo ha sido dos veces y la segunda vez, con una votación récord. La respuesta corta es que no se debe ni se puede reemplazar, salvo que él lo pida por motivos de cansancio o de salud, y parece que no es el caso.

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