Lo que ocurre actualmente en Venezuela hace recordar que el fantasma del fraude era un visitante asiduo de los procesos electorales de la República Dominicana, pero cada vez se ve o se siente menos. No es para celebrar, pero ya hace 30 años que la presencia del fantasma del fraude provocó una crisis de gran magnitud, y de allá para acá han cambiado mucho las cosas.
Venezuela
Los dominicanos miran con asombro el caso de Venezuela. En el país se han registrado supuestos fraudes, o al menos denuncias, algunas confirmadas y otras no, pero esto se ha dado en procesos cerrados, donde con recursos, artimañas, compras de votos, presiones o dislocaciones se cambia la correlación de fuerzas, pero no se concibe cuando la diferencia es significativa como ocurría, o al menos así se entendía, en el enfrentamiento de la oposición y el régimen chavista.
Desde el 1994
La crisis de 1994, luego de las elecciones en las que Joaquín Balaguer superó por un margen cerrado a José Francisco Peña Gómez, surgió por las denuncias de fraude y, luego de negociaciones e intervenciones de figuras y entidades locales e internacionales, se logró un acuerdo para reformar la Constitución, y establecer cambios en las reglas del juego incluida la prohibición de la reelección presidencial y la incorporación del sistema de doble vuelta. Luego de esas elecciones, se han dado procesos en los que se denuncia uso de recursos del Estado en campaña y en ocasiones, de compra de cédulas, pero no se han dado, al menos a nivel de elecciones presidenciales, denuncias de fraudes que hayan alterado la voluntad popular.
El fantasma, dentro de los partidos
Las denuncias de fraude, como tal, se han dado en algunos procesos internos de los partidos. Los casos más notorios se dieron en las primarias del PRD del 2012, cuando Miguel Vargas cuestionó el triunfo de Hipólito Mejía, y las primarias del PLD del 2020, cuando Leonel Fernández dijo que el triunfo de Gonzalo Castillo fue producto de un fraude. Cada uno de esos casos terminó en la división del partido.