No se cuenta con datos confiables sobre la correlación de fuerzas en el PLD, aunque los equipos de los aspirantes publiquen o filtren una que otra encuesta de vez en cuando. La realidad es que siempre ha sido difícil medir las preferencias de cara a certámenes internos debido a las características especiales de esos procesos. En este caso, el asunto se dificulta aun más, entre otras razones, porque no es fácil establecer claramente cuál es el universo electoral ya que se trata de un esquema que no es abierto ni cerrado, sino un híbrido. Seleccionar muestreos representativos en ese escenario es poco menos que imposible.


Margarita salió como favorita

Cuando se anunció oficialmente la lista de seis aspirantes presidenciales, Margarita Cedeño sobresalía “en el papel”, por ser la más conocida a nivel nacional, y por la proyección que había ganado como primera dama y como vicepresidenta de la República, pero sobre todo por el manejo del gabinete social.

Claramente, tenía dos rivales de consideración: Francisco Domínguez Brito, el aspirante más veterano, que va para su tercer intento por lograr la candidatura, y Abel Martínez, que arrancó con dos elementos a su favor: una gestión como alcalde de Santiago que hasta sus adversarios reconocen como sobresaliente, y un discurso nacionalista que sintoniza con gran parte de la población.

Abel encabeza las apuestas

En la percepción de la gente, Abel Martínez aparece ahora como el favorito por el trabajo que ha hecho en el terreno. Hay un hecho concreto, medible: el apoyo con que cuenta a nivel de dirigencia y de funcionarios electos del PLD, lo cual es un logro relevante, aunque eso no necesariamente le garantiza el triunfo.

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