Aunque formalmente no le tocaba rendir cuentas, el presidente Luis Abinader acaba de presentar un informe detallado de lo que considera sus logros más relevantes en sus primeros dos años de gestión. La oposición se comportó a la altura y respondió el discurso, minimizando logros, desmintiendo datos y aportando sus propias cifras. Ambos hechos, la iniciativa del mandatario y la adecuada reacción de los partidos opositores, demuestran que el país avanza institucionalmente y que la democracia se fortalece. Esto solo se logra con un cambio en la actitud de los actores políticos del sistema, que es lo que ha estado ocurriendo en los últimos años.
El desempeño
Cada vez que un Presidente pronuncia un discurso, ya sea obligado por el protocolo, como el que toca cada 27 de febrero, o sea por iniciativa propia, como el que acaba de dar Abinader, se pone a prueba al propio gobernante, ya que la población crea determinadas expectativas en torno a la alocución. Pero también se pone la mira en las reacciones de la oposición. Y ya no es aceptable responder con comentarios huecos, predecibles y manidos. “El Presidente estaba hablando de otro país”, es uno de ellos, quizás el más usado históricamente. En la lista de los más repetidos también se encuentra el que alude a que “no se llenaron las expectativas”. Ahora se requieren de respuestas más inteligentes, sólidas, y sobre todo, documentadas.
Los rostros
No faltaron quienes metieron la pata en sus reacciones al discurso presidencial, pero en sentido general, las respuestas fueron adecuadas, sobre todo las institucionales. En el PLD, figuras jóvenes como José Dantés y Juan Ariel Jiménez asumieron la responsabilidad. En Fuerza del Pueblo, Leonel Fernández no delegó y respondió él mismo, aunque con minutos de diferencia, su hijo Omar Fernández hacía lo propio desde el Congreso, estrenándose como vocero de los diputados de la FP.