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La campaña electoral luce lenta y aburrida a 40 días de las elecciones presidenciales y legislativas. La ausencia de caravanas, concentraciones y actividades similares a estas alturas del juego puede estar relacionada con alguna de las siguientes causas: la primera posibilidad es que sea un tema de recursos económicos, es decir, o no hay, o hay poco, y se busca ahorrar para el final. Una segunda posible razón es que ya se percibe cuáles van a ser los resultados de los comicios, y unos están seguros y otros desmoralizados, por lo que ninguno siente que necesita movilizarse mucho. Una tercera opción es que ya los políticos comienzan a darse cuenta de la inutilidad de las marchas, caravanas y concentraciones. Son métodos que no dan votos, y ni siquiera sirven mucho como demostración de fuerza, porque no convencen. A lo sumo, sirven para que se animen y celebren los adeptos, esos que ya están conquistados. El casi nulo activismo podría ser una consecuencia de uno de esos factores o quizás de una combinación de todos ellos.
El caso Carlos Guzmán
Lo que sí ha continuado, e incluso se ha intensificado, es el trasiego de dirigentes, de un partido a otro. Básicamente, de la oposición se van para el oficialismo. Ya sea de manera directa o pasando por “go”, a través de un movimiento o entrando a Justicia Social, pero la tendencia es esa. El caso del alcalde saliente de Santo Domingo Norte es interesante. Su destino no está claro, lo único oficial es que se fue. Pero la posible salida de Carlos Guzmán fue un tema del que se ha hablado en distintos tramos del proceso electoral. De hecho, en un momento se dijo que tenía un pie afuera, que su salida era inminente, y que Leonel Fernández, líder de la Fuerza del Pueblo logró detener eso. Si fue así, solo fue un aplazamiento de lo inevitable. A la FP, que solo tenía puerta de entrada, le ha llegado el momento del éxodo.