A partir de las inquietudes y comentarios generados por nuestro escrito titulado Complejidades del “pero”, nos hemos animado a referir un lado bueno y, en consecuencia, deseable a la hora de comunicarnos.
Además de “pero”, como exclamación, también lo podemos usar como conjunción adversativa, de manera positiva.
Explico: los seres humanos solemos quedar altamente impresionados por los primeros estímulos. Eso explica que nos caiga mal cuando alguien, refiriéndose a algo que hemos expresado, comienza reafirmándolo y después inserta un “pero”. Así se nos provoca ese “mal sabor” y se nos deja una sensación de pesadez. Es resultado de comenzar con algo positivo y terminar invirtiendo el asunto.
En cambio, cuando alguien comienza refiriendo algo pesado, inserta un “pero” y después refiere algo positivo, entonces quedamos con ese “saborcito” especial.
Por ejemplo: “Señores, hemos trabajado demasiado, estoy molido; pero saquen de abajo: necesitamos irnos a algún lado para celebrar este logro”..