Empezar un nuevo año siempre da la oportunidad de pasar balance al anterior. A la vez, ofrece una excusa para poner en perspectiva algunos temas que suponen retos a niveles personales, familiares o como país.
2022 fue un año crucial para la República Dominicana. Por un lado, se trató del momento en el que las políticas de recuperación económica post pandemia empezaron a rendir sus frutos. Por el otro, entre la inflación o las emergencias y factores externos como la guerra entre Rusia y Ucrania, la economía doméstica se resintió bastante.
Con este escenario, conviene echar un vistazo a dos de las asignaturas que como país todavía tenemos pendiente. Se trata de temas neurálgicos para el desarrollo social y económico de diversos sectores en la República Dominicana, pero que siguen sin tener el desempeño o la atención que requieren.
Una política efectiva de empleo
El tema laboral continúa siendo vital para el país. Luego de la pandemia los empleos se resintieron bastante, y recién a finales del año pasado, el Banco Central afirmó que la Tasa de Ocupación se había colocado en niveles similares a los que exhibíamos previo al Covid-19.
Así, de acuerdo con la Encuesta Nacional Continua de Fuerza de Trabajo, la Tasa de Ocupación, durante el tercer trimestre del 2022, se encontraba en “59.2 %, 0.3 puntos porcentuales mayor que la exhibida durante el período julio-septiembre 2021”.
Es decir, ha habido un crecimiento en el porcentaje de dominicanos que accede a algún empleo. Y sin embargo, para alcanzar los niveles de desarrollo a los que aspira el país, se trata de una población mínima la que tiene garantizados los beneficios de contar con un empleo, sobre todo si se considera que, de acuerdo con los datos del Estudio Multidimensional de la Repúblca Dominicana: “La informalidad se situó en un 59 %, una cifra superior a la media de América Latina y el Caribe, que es de 56.5 %. De igual manera, un 64.6 % de las personas en el quintil de ingresos más pobre y el 56.6 % de la población rural vivía en un hogar totalmente informal”.
Así, entre la tasa de desocupación y los niveles de informalidad, el escenario laboral del país queda en condiciones que pudieran ser mejores. Esto, sin contar con que, aunque en la República Dominicana se hacen esfuerzos por estimular a las Mipymes, en estas los empleos informales superan el 91%.
Dicho de otro modo, el país extraña una política laboral efectiva, centrada en la formalización de los empleos, la generación de nuevos puestos de trabajo y la equiparación de oportunidades. En febrero de 2021, el presidente Luis Abinader anunció el programa República Dominicana Trabaja, que sería una plataforma digital de intermediación laboral.
Y a pesar de que existe esa página web, se desconocen sus resultados. Cuántas personas accedieron a un empleo formal, cuáles géneros, condiciones físicas, entre otras variables. Y claro, esa es sólo una acción dentro de lo que debería ser una política pública de largo alcance.
En el próximo artículo abordaremos la asignatura que más preocupa a los dominicanos: seguridad ciudadana.
¡Feliz 2023!