En tiempos pasados, no muy lejanos, en que el turismo recibía críticas ácidas desde diferentes frentes, escribí en muchas oportunidades y propuse en docenas de conferencias en diferentes escenarios, que pusiéramos en práctica lo que llamé ‘PRUEBA TOTAL”.
Se alegaba que el turismo no era beneficioso para el país y llegué a leer escrito por destacadas firmas que en vez de producir riquezas esta actividad generaba pobreza. Fue entonces que propuse cerrar por seis meses los hoteles de Punta Cana, Bayahibe, Puerto Plata, Cabarete, Sosúa y Samaná, y así podríamos confirmar las afirmaciones sobre las ventajas del desarrollo turístico o el alegato de que no reportaba beneficios. Sabía que el resultado sería convertir muchas comunidades en pueblos fantasmas. Estoy consciente de que la llamada “prueba total” era una exagerada argumentación para defender los aportes del turismo más allá de las visiones particulares, las propuestas de desarrollo económico y social de diferentes grupos de intereses, de los enfoques diferenciados acerca de cómo gestionar la economía y el desarrollo, y de la errónea interpretación cuales son los recursos sociales y naturales con que contamos para el desarrollo; y las opciones disponibles para insertarnos en la economía cada vez más globalizada.
Nunca imaginé que la “prueba total” vendría como la imposición de una pandemia mundial fuera de nuestro control como país, provocada por un virus aparecido en China, que en 90 días podría la economía mundial patas arribas y crearía un desorden inimaginable la noche del 31 de diciembre cuando esperábamos los campanazos anunciado la llegada del nuevo año 2020, tan azaroso que ya parece gastado y no hemos llegado a la mitad.
Pero ahí está la prueba total. El 98% de los hoteles cerrados, y los contados que siguen abiertos, con una actividad económicamente ridícula. Están en cero actividad en turismo en: Punta Cana, Bayahíbe, Juan Dolio, Boca Chica, Las Galeras, Las Terrenas, Cabera, Cabarete, Sosúa, Puerto Plata, Luperón, Santiago y todos los pequeños hoteles del litoral Noroeste y Suroeste.
Esta prueba total a puesto en el suelo casi toda o buena parte de las actividades productivas en las regiones citadas, y al mismo tiempo afectado a miles de micro, pequeñas y medianas empresas distribuidas en los lugares menos pensados, cuya dinámica económica está vinculada y tiene alta dependencia del sector turismo.
Los hechos han mostrado cuan cierta es la afirmación de que el turismo incide en el empleo en 31 de las provincias del país. Esta información está incluida en un informe patrocinado por el Banco Popular Dominicano, elaborado por la empresa ANALYTICA, que además nos dice que el turismo tiene un impacto del 19% en el sector transporte, 19% en otros servicios, 12% en la construcción, 10% en el comercio, 8% en la actividad inmobiliaria, 7% en manufacturas, 5% en bebidas y tabaco, 5% en la actividad financiera, 4% en agua-gas-electricidad, 5% en agrícola-ganadería, 2% en zonas francas, 2% en sector público y 1% en comunicaciones. Cuando cese la tormenta, podremos evaluar a profundidad y en detalles el impacto del turismo en la economía y no tengo dudas que superará lo estimado por ANALYTICA hasta el año 2016. Además de sugerir la “prueba total”, también he dicho muchas veces que el turismo es demasiado importante para el país para dejarlo solo en la agenda de los hoteleros. Es un tema que nos incumbe a todos. Nos lo está demostrando la crisis. Todos debemos involucrarnos y estar pendientes de qué pasará y qué hará nuestro gobierno para sacar adelante el turismo.