Aunque Mike Tyson no lució tan mal el pasado viernes frente a Jake Paul, todos vimos u observamos cómo los años no perdonan y lo que el dinero puede dar en un instante: un golpe de suerte o desgracia; aunque también, para peor, el final de una vida o de una carrera. En fin, el pasado viernes -15 de este mes- Tyson pudo morir…(¿había necesidad de exponerse a ese posible triste final o de hacer el ridículo? Parece que sí cuando se alcanza gloria y se administra mal fama y dinero). Ojalá la bolsa que recibió -se dijo que veinte millones de dólares- augure el retiro definitivo de Mike Tyson.
El símil no sólo vale en el boxeo sino también en la política y la vida pública. Y más en países en vías de desarrollo, como el nuestro, donde figuras y líderes políticos no aprenden de Nelson Mandela y de José -Pepe- Mujica. El primero, con todo el arraigo y la simpatía de su pueblo -Sudáfrica- supo imponer su visión, filosofía y lección de vida por encima del poder y el ego personal, cuando el odio y la ambición pudo perpetuarse y obnubilar; pero no, supo irse con decoro y dejar que la Historia haga su registro. Del segundo, ¿qué decir? Útil como político en retiro, por voluntad propia, y filósofo universal de cómo se puede vivir como faro de reciedumbre y ejemplo viviente de que no a todos el oropel y poder les concita a hacer el ridículo o el hazmerreír.
El 2028, está a la vuelta de la esquina y ya casi sabemos o prefiguramos los actores políticos y sociales que deberán protagonizar ese momentum, salvo un imprevisto -un outsider que ya se diluyó o amedrentó-: una nueva “camada” de políticos que ojalá no tengan de frente a otro Mike Tyson, que aunque no por dinero o necesidad -o sabrá Dios qué- se exponga confundiendo los tiempos, los años; o peor, que el país cambió. No obstante, y si quisiera, está a tiempo de abrevar en Mandela o Mujica : ¿Lo hará? Creemos que no. Lamentablemente.
Cierto que Fidel Castro dejó una frase -quizás la menos certera suya-: “Un político no se retira” (o algo así); pero ironía de la vida, se vio obligado hacerlo; y por demás, su frase, se vino abajo. Sin duda, Mandela, Gorbachov y Mujica cerraron mejor que el cubano. Lo de Pinochet, fue patético. Dejémoslo hasta aquí. Es mejor. No quiero ser pájaro de mal agüero -¡Dios me libre!-.