La gente siempre se queja de la mucha lluvia y de las sequías prolongadas, pero hay una realidad que las lamentaciones no pueden cambiar, sino la acción oportuna de las autoridades con el respaldo y buena voluntad de los ciudadanos conscientes.
Tomar ahora las medidas que se requieren para mejorar, conservar y ampliar la capacidad de las presas es importante. También lo es tomar acciones contra los depredadores que están destruyendo los bosques y, con ello secando los ríos y arroyos que alimentan nuestros recursos hídricos.
La Línea Noroeste, las regiones Este y Sur, por ejemplo, están atravesando por una situación difícil, debido a la falta de lluvia y a los pocos recipientes para la canalización y almacenamiento de las precipitaciones que se registran en determinadas épocas.
De igual manera, el desperdicio de agua a causa de las acciones inconscientes de ciudadanos que no entienden que los lavaderos en las calles, las fugas interminables y el mal manejo del sistema pluvial, obliga a las instituciones que regulan el servicio a afrontar situaciones difíciles. La destrucción de calles, una vez reparadas y la construcción desordenadas de edificios y casas sin regulación, es otro problema.
Sobre todo, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) y el de Acueductos y Alcantarillados (Inapa), deben actuar ahora, ser más funcionarios, para que se centren en resolver este problema que, a la larga nos dañará a todos.
El negocio con la tierra y la urbanización de predios de vocación agrícola es una constante, por lo que cada vez se prolongarán los tiempos de estiaje y, con ello serán más severos los daños causados a la naturaleza.
República Dominicana es un país de todos y en ese contexto debemos colocar los granitos de arena que sean precisos para alcanzar el sueño de nuestros fundadores de ser una Nación rica, libre, fuerte, sana y democráticamente abierta a las buenas acciones de sus ciudadanos y transeúntes. Es nuestra máxima aspiración.