El último amago mediático del pasado, dirigido a enturbiar aguas para tratar de sobrevivir en su revuelta marea, ha sido la faena de sembrar dudas sobre el Fideicomiso de la Central Termoeléctrica Punta Catalina (CTPC), una iniciativa del gobierno para legalizar y preservar ese bien público, con las reservas de que se mantenga operando con eficiencia y transparencia bajo la gestión de un Comité Técnico que encabeza el respetado ciudadano que es don Celso Marranzini.
En sus diferentes versiones mediáticas y en rediles de redes, el pasado ha montado una campaña propagando la falsa especie de que ese fideicomiso es una forma de privatización de la central, y precisamente Marranzini ha salido al frente a esa versión especulativa e irresponsable, descartando “totalmente” que Catalina vaya a ser privatizada.
“Eso lo pueden escribir, yo lo descarto totalmente”, enfatizó Marranzini entrevistado por Huchi Lora, al salirle al frente a la aviesa campaña del pasado y de algún que otro confundido y desubicado que quiere capitalizar políticamente un tema tan serio como es el servicio energético, en el que el actual gobierno hace reformas y promueve inversiones fundamentales para darle soluciones estratégicas al costoso e indispensable servicio.
El abogado e intelectual Cristóbal Rodríguez Gómez publicó el miércoles en Diario Libre el demoledor artículo La mitología alrededor del fideicomiso CTPC, en el que puntualiza que “Cuando se analiza el contenido del Contrato es necesario concluir que es jurídicamente imposible que por vía del mismo se lleve a cabo la indicada privatización”.
Completa esa afirmación, que deja tan mal parados y en el ridículo por ignorantes, a los “cuestionadores” del fideicomiso, subrayando que “Buena parte del debate ha estado marcado por una serie de señalamientos críticos que son notoriamente ajenos al contenido del Contrato”.
La desesperación del pasado se vuelve delicada para la sociedad dominicana. Es una verdadera temeridad que toque esa tecla. ¿Quién es Celso Marranzini? El administrador de CDEEE que tenía preclasificadas las plantas eléctricas con que se supliría la demanda energética cuando asumió el pasado.
En un proceso de licitación transparente, que no aumentaría la deuda pública, fue tumbado igual que el de unos oferentes chinos, para contratar a Odebrecht, luego de que el ex presidente Lula da Silva se reuniera en Palacio con el presidente Danilo Medina.
Por ahí andan los videos de risueñas figuras que pasearon entonces del brazo de Lula por los pasillos de Palacio, y que hoy se atreven a poner en dudas el actual fideicomiso.