Constanza, en su ruta hacia un turismo interno sostenible y todo su futuro, enfrenta un enorme reto en búsqueda de un extraviado equilibrio entre naturaleza y la desenfrenada agricultura, para suplir la demanda alimenticia del vigoroso turismo internacional. Lo peligroso es que pudiera resultar, en plazo no muy largo, la baja más importante del mal uso del recurso agua y ello sin conciencia de la población ni de los encargados de regular su uso y evitar el desperdicio y desequilibrios. El Río Tireo y su agónico transcurrir es la muestra más patente de la permisividad y la falta de conciencia de los que lo han destruido, desde que Don Antonio Guzmán convirtió en tierras de Reforma Agraria los terrenos que constituyen su cuenca y algo más, que entiendo que, a pesar de los cerca de 45 años, siguen sin pagar a sus dueños originales. Ha habido esfuerzos tímidos para revertir ese daño, pero el escaso compromiso gubernamental combinado con la actividad de politiquitos de escaso vuelo y ambición infinita, que contaminan con su elemental criterio del perturbador y limitado partidismo ciego y boicotean aportes de personas y entidades en su afán protagónico. El Río Pantuflas y el Río Constanza, de hediondos y súper contaminados tránsitos y el propio Río Tireo, son fuentes rescatables uniendo esfuerzos y forzando voluntades depredadoras, en simbiosis entre gobierno y ciudadanía con sus organizaciones. Las Aguas Blancas es un hermoso salto de atractivo natural mal manejado, con una construcción de hormigón que choca con el ambiente, donde la institución que lo maneja debe proteger sus fuentes para mantener flujos de agua. Otro atractivo turístico son Las Piedras Letradas, formación rocosa ceremonial, en las que nuestros antepasados aborígenes, dejaron decenas de figuras talladas, cuyo significado aún por descifrar, están bien cuidadas de la tendencia al vandalismo. El ciclismo de montaña, de interesante desarrollo, atrae decenas de deportistas al igual que los maratones de altura, debiendo contar con efectivo respaldo oficial. La velocidad de los vehículos, responsables de tantos accidentes fatales, son una amenaza contra la ciudadanía y más contra estas actividades deportivas, que delinean junto a la imprudencia permanente de motoristas con pobre formación, un grave problema. El batallón de Cazadores, con asiento en Constanza, nació para combatir acciones guerrilleras de otras épocas, ya de imposible existencia en nuestras tierras. Bien pudieran hacerse programas de reforestación con un importante número de soldados entrenados, en una productiva simbiosis ente el Ministerio de Medio Ambiente y el Ejército Dominicano, reforzados por voluntarios y estudiantes que no “jallan” donde realizar las horas de actividad social que deben agotar. Estos programas serían una fuente de trabajo productivo para criollos. Los propietarios de terrenos con vocación agrícola debieran proveer sanitarios para sus trabajadores, evitando que materias fecales, con altos riesgos, vayan a parar a vías de aguas superficiales. El ruido, música y sonido de Iglesias amplificado, se constituye en un disuasivo en la zona y sus alrededores. En el ambiente del parque central, se libra cada noche una batalla con poderosas armas de amplificación, sin otra víctima que el ciudadano que rechaza ese amasijo de notas enredadas, con sonidos de bajos alucinantes con niveles que “aflojan lo diente”. Brindo con jugo de fresa, por Constanza y su futuro…