Me decía mi hijo de camino a una visita “mami, este país es hermoso, además tenemos una de las economías más pujantes de América Latina”. Su afirmación provocó mi atención, en el entendido de que siendo él de una generación a la que se le señala apática a todo lo que signifique temas serios –incluyendo los políticos y económicos– me demostró que no es así.
Hoy, aunque no lo queramos ver, tenemos a una juventud que ha despertado, nos ha abierto los ojos a muchas otras generaciones que tal vez, bajo el conformismo, hemos sido más permisivos que lo que son ellos, con situaciones que ponen en riesgo el bienestar colectivo de nuestro país.

Y a propósito del tema económico y de que en estos días escucharemos aún más hablar de un inminente pacto o
reforma fiscal, creo que es tiempo de poner el oído en la gente.

Esa misma gente que procuró votar por un cambio que representara la esperanza de un pueblo que ve y siente en primera fila, los resultados de decisiones fallidas de determinados temas, a lo largo de nuestra historia, a los que no son llamados ni siquiera a ver el “espectáculo”.

Hay temas serios, que esperan por la actuación del presidente Luis Abinader y su gobierno, como es el referido Pacto Fiscal, que tal y como lo ha explicado en diferentes momentos el economista Roque Feliz, no es más que “un acuerdo político de largo plazo que establece reformas institucionales y reglas legales de una fiscalidad socialmente inclusiva”.

Entre los principales objetivos que se debe tener en cuenta al poner en marcha un pacto fiscal, figuran “promover la inclusión social y equidad, favorecer un clima adecuado para las inversiones, el empleo y el desarrollo económico y garantizar una política fiscal sostenible y justa, gestionada de forma eficiente, transparente, con responsabilidad fiscal y rendición de cuentas, orientada hacia resultados e impactos sustentables, que previene, persigue y sanciona merecidamente los crímenes contra el erario público”, sostuvo el economista en una de sus intervenciones abordando el tema en cuestión.

Si analizamos este planteamiento, todos deberíamos estar interesados en que nuestro gobierno y los sectores sociales representados debidamente, logren poner en marcha el tan comentado pacto fiscal, toda vez, que sea realmente un pacto entre todos los sectores productivos y que tome en consideración los planteamientos de cada uno de ellos, en favor de la ciudadanía.

No creo que el presidente Abinader quiera poner sobre la mesa el tema, para manejarlo antojadizamente entre un pequeño grupo de empresarios y que se cocine al vapor.

Entiendo que llegado el momento de trabajar en pos de un verdadero Pacto Fiscal, los ciudadanos mantendremos la esperanza que hemos ido perdiendo con los años, de que el resultado del mismo, será el esfuerzo del entendimiento entre todos los sectores, sin dejar a nadie atrás.

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