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El periodismo dominicano trilla nuevos caminos. Y los trilla justamente en el convulsionado siglo XXI. Es el siglo donde avanza el conocimiento… y en el marco del trabajo, día a día, que realizan los trabajadores del noble oficio bautizado como “El cuarto poder”, debemos insistir sobre la objetividad.
El periodista, sin importar sus simpatías políticas, religiosas, deportivas o de cualquier otra índole, tiene que trabajar en función del principal ente que marca al periodismo. Se trata del elemento objetividad.
Recalquemos, asimismo, respecto a la realidad que nunca debe obviar el periodista. Remacho sobre este importante aspecto: Si el periodista no ejerce con “ribetes objetivos”, entonces pasa a ser un violador de los más elementales postulados de su profesión.
Significa que ese periodista, que no trabaja en función de la objetividad, de los principios -los cuales se solidifican en este siglo XXI- pasaría a ser un informador (¿?) sin el menor conocimiento del ABC del periodismo.
Tampoco su labor tendrá aceptación en el público. Perderá credibilidad en lo que escribe -si se trata de medios impresos- (periódicos, revistas). Y también precisar lo propio si su trabajo lo realiza en otros medios como noticiarios de televisión y radio, así como los diarios digitales.
A propósito, cito una interesante declaración ofrecida por el presidente de la República Luis Abinader, tras felicitar al periodista Miguel Franjul por su galardón al Premio Nacional de Periodismo.
Esto dijo el jefe del Estado: “El periodismo sirve sobre todo para garantizar el equilibro de poder en el ejercicio de la democracia y pido que se extienda este reconocimiento a todos los periodistas del país, a quienes defino como guerreros de la democracia”.
No me voy a cansar, dentro de las posibilidades que permitan las circunstancias laborales, de abordar el espinoso tema del periodismo que se ejerce en República Dominicana.
Siempre plasmo en mis escritos lo que es la clave que garantiza el éxito profesional de todo periodista. ¿Cuál clave? .Escribir la verdad, sin importar cualquier consecuencia que pueda afectarlo.
Luisitania Martínez, celebrada historiadora, en una entrevista concedida a la estelar periodista y escritora Emilia Pereyra, proclamó: “Siento placer por decir la verdad directamente guste o no guste”.
Los periodistas dominicanos debemos emular el pensamiento de Lusitania porque, en este agitado siglo XXI, el periodismo responsable tiene que dejar ver la realidad de los hechos.
La prensa, siempre, debe publicar la verdad. ¡Con todas sus señales!