El Instituto Duartiano, importantísima institución criolla de definida labor patriótica, soporte del ánimo del Patricio Juan Pablo Duarte Díez y sus ideales, que hicieron posible el nacimiento de la República Dominicana, que hoy tenemos. Son auténticos defensores de su ideal libertario de una nación democrática e independiente, basada en la cristiandad. Nada más oportuno que las múltiples acciones del Instituto Duartiano, en momentos de una descomunal amenaza, frente a un amplísimo desplazamiento de los naturales del país del oeste, hacia nuestros territorios y la preocupante amenaza a la estabilidad nuestra que ello acarrea. Nada que decir de lo que significa el bajísimo nivel cultural del migrante casi siempre iletrado y sin formación, como portadores de enfermedades ya erradicadas en Dominicana; la amenaza a nuestras tradiciones, costumbres e idioma y lo que sus prácticas religiosas encontradas con las nuestras, que representan en su gran mayoría, el hombre y mujer primitivos. En el génesis del Instituto Duartiano, producto del esfuerzo coordinado de un conjunto de prohombres, el 26 de enero de 1964, coincidiendo con la celebración del aniversario número 153 del nacimiento de nuestro Juan Pablo, el libertador, se definieron principios y motivaciones: “la visión de propulsar y mantener vivos los cimientos patrióticos del Padre Fundador de la República, Juan Pablo Duarte. Un conjunto de intelectuales de rutas diversas, incluyendo historiadores “decidieron fundar una asociación privada de carácter patriótica, apolítica y cultural, con la finalidad de formar una biblioteca, un archivo y un museo para divulgar el pensamiento de Duarte por todos los medios posibles, exaltar su memoria y recordar sus hechos”. Las múltiples y fructíferas labores que realizan, caminatas, cabalgatas y mil otras iniciativas dejando huellas con qué reforzar el sentimiento, los principios y la convicción duartiana. Para comprobarlo basta pasearse por las redes sociales con objetivo de catapultar el sentimiento patriótico de los dominicanos, con énfasis en jóvenes, para reforzar el sentido de dominicanidad nacional y el respeto de los símbolos patrios. Los centros educativos, deberían acercarse al Instituto, procurando apoyo en la propagación del ideario de Duarte y del flujo patriótico de los ciudadanos, con énfasis en la moral y cívica. La parte histórica de Duarte como creador de la República no lo es todo. Su trascendencia en el tiempo y la actualidad de sus ideas tienen absoluta vigencia. Yo, como miembro honorífico del Instituto, soy producto de esa súper actividad que manifiestan los responsables actuales, en consonancia con la brutal amenaza de nuestros soportes patrios íntimos. Al momento de escribir este artículo, escucho, no muy lejos, composiciones en creole, a un nivel muy alto, en plena área rural de Constanza, donde los haitianos se han establecido en preocupante número. No basta la colocación de bustos de Duarte, en cada espacio nacional, si al tiempo no se refuerza, como se está logrando, lo que significa que su presencia provoque el fervor patriótico y que las nuevas generaciones comprendan su valor y se conviertan en guardianes y promotores de sus principios y valores.