Por: Alfredo López Ariza

Juan Esteban Ariza Matos, nacido el 24 de noviembre de 1820, fue hijo de Juan Bautista Ariza Urdaneta y María Celedonia Matos Camacho. Fue una figura clave en algunos de los eventos más trascendentales del siglo XIX en la República Dominicana. Su vida estuvo marcada por su participación en la lucha por la independencia, su controversial rol durante la Anexión a España y su influencia en los escenarios políticos del país.

Su padre, Juan Bautista, fue miembro de La Trinitaria. En 1843, debido a sus actividades revolucionarias, fue apresado por Charles Rivière-Hérard en San Francisco de Macorís. Además, fue el primero en firmar el Manifiesto de Separación del 16 de enero de 1844, génesis del proceso independentista y de liberación del yugo haitiano. Siguiendo sus pasos, Juan Esteban comenzó su vida militar en 1840 e integró más tarde la gesta revolucionaria, luchando junto a su padre. Su hoja de servicio militar, recopilada por Emilio Rodríguez Demorizi, destaca su participación sobresaliente en la defensa del territorio dominicano, especialmente en la región norte, donde consolidó su liderazgo militar. Por sus méritos, fue ascendido a general de brigada tras la victoria en la Batalla de Sabana Larga, el 24 de enero de 1856, cuando las tropas dominicanas, bajo el mando del general Juan Luis Franco Bidó, derrotaron a las fuerzas haitianas comandadas por el emperador Faustin Soulouque, obligándolas a retirarse a pesar de su superioridad numérica.

En el ámbito personal, el general Ariza contrajo matrimonio en primeras nupcias con Baldomera Castillo Medrano, hija del general independentista Manuel Castillo Álvarez y de Agustina Teresa Medrano. De esta unión nacieron tres hijos: Buenaventura, Ana Agustina y Ana Teresa. La hija de Buenaventura, Ana Ariza Almánzar, se casó con el general Pedro María Rubirosa Rossi, y de este matrimonio nació el célebre diplomático y playboy Porfirio Rubirosa Ariza, quien fue bisnieto del general Ariza Matos. Posteriormente, tras separarse de Baldomera Castillo, el general Ariza formó una nueva familia con su prima Juana Ariza en La Vega, dando origen a la rama Ariza Ariza. De esta unión nacieron Rafael, Leopoldo, Carlos Adolfo, Carmen Victoria, Esperanza, Juan Esteban y Josefa, quienes extendieron la estirpe en la ciudad de Santo Domingo.

Sin embargo, su trayectoria dio un giro controvertido cuando se convirtió en uno de los principales generales que apoyaron la anexión de la República Dominicana al Reino de España en 1861, bajo el liderazgo del caudillo Pedro Santana. Como gobernador de La Vega y comandante militar en San Francisco de Macorís, defendió la causa española y reprimió los intentos de los restauradores por reinstaurar la bandera dominicana, lo que le acarreó severas críticas por parte de sectores patrióticos de la época. En un contexto marcado por profundas divisiones internas, luchas de poder y amenazas externas, el general Ariza consideró que la adhesión al reino español ofrecería estabilidad a una república vulnerable y protegería el territorio de posibles invasiones extranjeras. Este posicionamiento le valió la distinción de Comendador de la Real Orden de Isabel la Católica, un honor otorgado por la Corona española en reconocimiento a sus servicios.

Tras la anexión, se alistó en las fuerzas del presidente Ignacio María González y participó activamente en la revolución unionista de 1873, encabezada por este, que culminó con la salida de Buenaventura Báez. Posteriormente, desempeñó un papel clave en el derrocamiento del presidente Ulises Francisco Espaillat, y formó parte de la Junta Gubernativa que gobernó el país desde el 5 de octubre hasta el 11 de noviembre de 1876. En dicha junta, compartió la primera magistratura con su medio hermano Pedro Tomás Garrido Matos, así como con otros líderes del Partido Verde. Su implicación en estos eventos resalta no solo su destreza para maniobrar dentro de las intrincadas luchas de poder de la época, sino también su habilidad para reposicionarse políticamente después de su participación en la anexión.

El general Ariza falleció en La Vega el 27 de abril de 1882. La vida del general Ariza, caracterizada por su inquebrantable compromiso con su patria, es un reflejo de los desafíos y las contradicciones de una nación en formación. En lugar de juzgar su legado desde una perspectiva contemporánea, es importante entenderlo dentro del contexto histórico que le tocó vivir, esto ofrece una oportunidad para comprender las decisiones difíciles que forjaron el destino de nuestra nación.

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