Con los “nuevos tiempos”, el hoy luce “vacío” y sin profundidad alguna, dándole a cada espacio superficialidad, como sazón. Lo cosmético y banal se sobrepone a lo medular, a la razón de ser de las cosas y del conocimiento de nuestra esencia. Hoy “celebramos” el primero de mayo, como día del trabajador o del trabajo, aunque para la mayoría resulta un simple “finde largo, pa gozá”. Con el sindicalismo palidecido y una juventud obrera que lo cuestiona, arribamos a una celebración disminuida. El día del trabajador se remonta a la fecha de una serie de sucesos en Chicago, que dio inicio a la primera gran protesta por conseguir una jornada laboral de 8 horas, que hoy nos parece tan normal pero que entonces eran jornadas agotadoras, sin espacios para familia, diversión u ocio. Esta gran manifestación tuvo lugar el 1 de mayo de 1886, que convocó en Chicago decenas de miles de manifestantes y 4 días más tarde, la llamada masacre del Mercado de Haydepark en el propio Chicago. Allí, reunidos miles de manifestantes pro reivindicaciones laborales, a Rudolph Schnaubelt, sindicalista anarquista-comunista, de ascendencia alemana, se le atribuye sin pruebas concluyentes, que lanzó una bomba explosiva, que ocasionó la muerte de un oficial e hirió a 7 policías. La reacción brutal del cuerpo armado, ocasionó un enorme, aunque indeterminado, número de muertes y heridos y cientos de detenidos. De estos, fueron acusados de delitos graves, 31 manifestantes de los cuales, en un cuestionado sainete de la justicia, fueron condenados 8: 3 a prisión y 5 a morir en la horca. La policía “preparó” pruebas falsas y aunque la mayoría de los acusados no se encontraban en el lugar de los hechos, el fiscal acusador señaló que no hicieron lo suficiente para evitar el lanzamiento de la bomba fatal. Schnaubelt fue detenido y liberado y tuvo la habilidad de escapar de Chicago y fue a para a Argentina, desde donde negó haber sido quien lanzara la bomba que desató a los demonios. El propio gobernador de Illinois, John P. Altgeld, declaró: “Los hombres ejecutados habían sido víctimas de un complot de los empresarios, los tribunales y la policía”, todo en una tragicomedia de la justicia de esa ciudad, con imprevisibles consecuencias universales. El 1ero de Mayo fue escogido en el Congreso Obrero Socialista que tuvo lugar en París, en 1889. Dado su origen y quiénes lo fijaron, Estados Unidos y Canadá no se sumaron a los países donde se celebra en esa fecha y escogieron el primer lunes de septiembre para celebrar el Labor Day, equivalente al que se celebra hoy en casi todo el mundo. Los hechos y los mártires del Haydepark Market crearon conciencia universal del papel del trabajador en la sociedad. Con los brutales cambios en el trabajo en los últimos tiempos es dable predecir una ponderación diferente a la que creemos “normal”. Los nuevos trabajos traerán nuevos “trabajadores” y distintos empresarios, aunque algunos se empeñan por mantener un Código Laboral que ya no cabe completo en nuestra cambiante sociedad.