El destino de República Dominicana es convertirse en la futura capital de la futura Unión de Naciones Caribeñas.
Donde existirá, además de un banco del Caribe, libre tránsito de mercancía, cero aranceles internacionales, moneda virtual común, y una OTAN del Caribe. Lo que significará un salto cuántico.
República Dominicana debe consolidarse como la economía más poderosa de la región, en la principal suplidora de alimentos, tanto frescos como procesados, para lo que es vital la construcción de un tejido de agroindustrias capaz de procesar nuestro potencial de producción agropecuario.
En la medida que RD sea capaz de construir agroindustrias, entraremos en la producción por contratos, y como se incrementará el potencial de absorber los excesos de producción y su transformación para exportación, incentivará a los propietarios a sembrar y se incrementará producción.
Además desaparecerá en RD el círculo fatal del presente, cuya manifestación es, que en la medida que se incrementa la producción, bajan los precios, lo que hace quebrar a los productores, por la inexistencia de agroindustrias capaces de absorber los excedentes.
Al incrementar las exportaciones y la participación de la producción dominicana en el mercado global, con el consiguiente aumento de la inversión en múltiples industrias y servicios conexos que se generan a partir de la producción agrícola; mecanización, transporte naval y aéreo, empaque y otros.
Sin mencionar la cantidad de nuevas industrias potenciales que usarían la producción agropecuaria como materia prima para desarrollar nuevos productos industriales, lo que significará una explosión desarrollista y de creación de empleos.