El 16 de octubre de cada año se celebra el día mundial de la alimentación proclamado así en 1979 por la ONU para aumentar la conciencia sobre el problema del hambre en el mundo y fortalecer la solidaridad en la lucha contra esta problemática.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, conocida por sus siglas en inglés (FAO), es la agencia que lidera el esfuerzo internacional para poner fin al hambre. Su objetivo es lograr la seguridad alimentaria para todos, y al mismo tiempo garantizar el acceso regular a alimentos suficientes y de buena calidad para llevar una vida activa y sana. Trabaja en más de 130 países de todo el mundo.
En 1996 fue llevada a cabo, en Roma, la Cumbre Mundial Sobre La Alimentación donde los Estados reafirmaron el derecho de toda persona a tener acceso a alimentos sanos y nutritivos, en consonancia con el derecho a una alimentación apropiada y con el derecho fundamental de toda persona a no padecer hambre.
Así, se comprometieron a consagrar su voluntad política y su dedicación común y nacional a conseguir la seguridad alimentaria para todos y a realizar un esfuerzo constante para erradicar el hambre de todos los países, con el objetivo inmediato de reducir el número de personas desnutridas.
La República Dominicana ha establecido el marco constitucional para garantizar el derecho a la alimentación.
Así en el artículo 61 de la Constitución al consagrar el derecho a la salud. En su párrafo 1 se dispone que «El Estado debe velar por la protección de la salud de todas las personas…» incluyendo el mejoramiento de la alimentación.
De igual manera, en su artículo 55.10 dispone la obligación, por parte del Estado, de promover la paternidad y maternidad responsables incluyéndose el deber compartido e irrenunciable, por parte de los progenitores de alimentar a sus hijos.
Por su parte, en el artículo 57, se asegura el subsidio alimentario de las personas de la tercera edad en estado de indigencia.
Las primeras víctimas de la tragedia del hambre son los niños, retrasados a veces en su desarrollo físico y psíquico y, en tantas ocasiones, obligados a trabajar para poder conseguir alimentos.
En este sentido, resultan favorables las iniciativas emprendidas desde el Estado para contribuir con la alimentación escolar de todos nuestros niños. Eso es cumplir con el mandato de la Constitución.