El derecho laboral me fascina, tanto por su contenido como por lo que implica para nuestra estabilidad social. Nuestro Código de Trabajo, promulgado en el año 1992, fue producto de un gran diálogo tripartito entre el gobierno y los representantes de los trabajadores y de los empleadores, con la colaboración de la Organización Internacional del Trabajo. En términos legislativos fue el mayor éxito del patriarca de 22 otoños: Joaquín Balaguer.
Durante seis años, fui juez de la Segunda Sala del Juzgado de Trabajo del Distrito Judicial de Santiago. Inicié precisamente en el año 1992. Estrené una legislación avanzada. Entre otros aspectos, creó los tribunales laborales, con características propias; amplió los beneficios de los trabajadores; introdujo la conciliación en el proceso judicial; importantizó la materia laboral, motivando jurisprudencias y el surgimiento de muchos estudiosos de la materia, quienes la han enriquecido con sus aportes doctrinarios.
Esta ley revolucionó las relaciones laborales. La paz laboral que tenemos es una consecuencia de ello. No hay serios antagonismos entre los actores, los cuales llegan a acuerdos en un ambiente de respeto y armonía. Las partes entienden sus derechos y deberes. Hay conciencia al respecto. Es el código más conocido en Dominicana, pues influye en la cotidianidad, en el día a día de los trabajadores y los empleadores.
Recuerdo que al finalizar mi primer año, en el informe entregado a la Suprema Corte de Justicia, establecía que casi el 70 % de los casos eran ganados por los trabajadores. Posteriormente ese porcentaje fue bajando, llegando 5 años después a 55 %. Estos números eran similares en las demás salas. Esto ocurría porque las empresas empezaron a respetar más los derechos de los trabajadores, se cuidaban mucho antes de ponerle fin al contrato, se prepararon internamente con buenos departamentos de recursos humanos y se asistieron de mejores abogados, pues sabían que una sentencia laboral podía implicarles problemas económicos e incluso su quiebra.
Como juez laboral entendí que una empresa organizada difícilmente pierde un caso; pero si es desordenada, probablemente no gane uno. Esto implica que el empleador del sector informal lleva desventaja al momento de ser demandado por un trabajador, especialmente si es una dimisión, como por ejemplo por el no pago de horas extras o el incumplimiento de algún renglón del Sistema Dominicano de la Seguridad Social.
El derecho laboral tiene entre sus objetivos asegurar la estabilidad en el trabajo y la creación de fuentes de empleo, por ello es tan importante que tenga éxito la comisión para la Revisión y Actualización del Código de Trabajo nombrada por el presidente Danilo Medina. Confiamos que cumplirán su misión, pues allí están presentes el talento y las buenas intenciones.