“Podré ser derrocado como cualquier presidente puede ser derrocado en América Latina pero no seré deshonrado. Cuando salga del poder tendrán que reconocer mi honestidad”. J.B.
Al conmemorarse este 25 de septiembre 55 años del fatídico, funesto, vil y nefasto Golpe de Estado contra el primer gobierno constitucional y democrático que se dio el país, luego de la desaparición de la dictadura de Trujillo, el presidido por Juan Bosch, propicia es la ocasión para recordar algunas de sus cualidades y virtudes morales que siempre lo distinguieron, así como algunas muestras de desprendimiento, sacrificio y humildad, en un momento en que nuestro país está siendo afectado por una gran inversión de valores.
Del ex Presidente Juan Bosch es mucho lo que se ha escrito, hablado y aclamado su figura como escritor, cuentista, historiador, político y humanista pero muy pocos los que se han detenido a recordar, reconocer y a practicar con el ejemplo, sus virtudes morales, su desprendimiento, humildad y generosidad, tal como él lo hizo.
Por ejemplo, durante los siete meses de su gobierno, Juan Bosch evitó que las riquezas que el pueblo dominicano logró preservar de la dictadura de Trujillo, fueran festinadas y repartidas entre los sectores de la oligarquía y por sus correligionarios.
Aplicó un plan de austeridad, evitando el derroche y renunció a los privilegios existentes. Disminuyó el sueldo de los funcionarios públicos, comenzando con el suyo.
En su declaración jurada de bienes y de su esposa Doña Carmen Quidiello de Bosch, hecha antes de juramentarse como Presidente de la República el 27 de febrero de 1963, hicieron constar que no poseían ninguna clase de bienes, muebles, propiedades, acciones de ningún tipo, fondos ni dinero, tanto en el país como en el extranjero, pues vivían en una casa rentada, cuyos escasos ajuares fueron adquiridos a crédito y estaban pendientes de pagos.
La Constitución con la cual gobernó el Presidente Bosch, conocida como la “Constitución del 63”, de la cual fue su principal ideólogo, fue respetada hasta el último día de su gobierno, considerada como la más progresista, la más avanzada, la más democrática y la de mayor justicia social.
Cuando renunció del PRD para fundar el Partido de la Liberación Dominicana en 1973, no contaba con recursos financieros para poder llevar a cabo las tareas políticas y para la logística que requería un partido de esta envergadura.
De ahí que sin pensarlo dos veces se desprendió de un valiosísimo reloj Rolex que le había obsequiado el Presidente de los Estados Unidos de Norteamérica, John F. Kennedy durante la visita que hizo a la Casa Blanca, durante el período de transición de su gobierno. El valor obtenido lo entregó al partido para dichas tareas.
En otra oportunidad, la pensión de ex Presidente de la República, que nunca quiso aceptar, pidió autorización al partido para reclamarla y entregó la suma acumulada por este concepto al PLD para la compra de vehículos.
A pesar de ser un ex Presidente de la República y un escritor de renombre y de fama internacional, no tenía una vivienda propia para su familia, no obstante inició un movimiento recaudador de recursos para que se dotara a Don Pedro Mir de una casa, pues no se concebía que un Poeta Nacional de su categoría no tuviera una vivienda digna.
Estas acciones deben llamarnos a la reflexión. Juan Bosch emuló las actuaciones del fundador de la Patria, Juan Pablo Duarte. Necesitamos recobrar los principios y valores Boschistas.