Los tiempos en los que transcurre la etapa estudiantil forman parte de los recuerdos que la memoria atesora para toda la vida, son los años de las emociones fuertes, de los ideales intensos y de los “amores eternos” de tres o cuatro meses.

El 18 de febrero se celebra el Día Nacional del Estudiante en República Dominicana, aunque esa efeméride tiene diferentes fechas en otros países. Aquí en las Regionales y Distritos Educativos se realizan actos de izamiento de la Bandera y culturales, con el objetivo de motivar a los estudiantes de los diversos centros educativos dominicanos.

Mientras en otros lugares se celebran estudiantinas, se organizan festivales y las escuelas contratan orquestas para que los chicos bailen y pasen una jornada distendida, aquí este día, salvo uno que otro discurso solemne, pasa sin pena ni gloria.

Debiera dársele más importancia y fomentar en los estudiantes no solo el amor al estudio, sino también crear conciencia de la importancia que tienen para la sociedad; quizás con estudiantes orgullosos de su condición podamos formar un país más comprometido con su historia, con su futuro y con su destino.

Estudiar es prepararse para el mañana, que siempre es incierto y más en estos tiempos globalizados, cuando la tecnología y las redes sociales introducen cambios a velocidades infinitesimales, algo que los docentes debieran observar y en lo que también debieran intervenir.

Los que peinamos canas recordamos aquella época en los que el tiempo parecía transcurrir con lentitud, como si estuviésemos destinados a ser siempre jóvenes y cargar carpetas, libros, cuadernos y portalápices y estar atentos a las novedades musicales y a las modas, felices inconscientes de que “moda es aquello que nos resultará risible dentro de veinte años”.

Mientras nuestros jóvenes afrontan sus días de estudio con desafíos parecidos a los que nos tocaron en otro tiempo, lo mejor que podemos hacer es alentarlos a que no se rindan, a que lean e investiguen en las bibliotecas, a no caer en la tentación del “copy & paste” de algunos sitios web que parecen facilitar las tareas cuando en realidad hacen tremendo daño.

Nos despedimos con un fragmento de esta vieja canción: “…echen a vuelo el nombre de estudiantes/ con bronces de romántica emoción/ los que lo son, los que lo fueron antes/ los que por siempre tienen de estudiantes/ para toda la vida el corazón”.

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