El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) ha presentado recientemente un estudio sobre la violencia contra las niñas y las mujeres en los ámbitos laboral y comunitario.
Los porcentajes que arroja la investigación, realizada en alianza con el Ministerio de Interior y Policía, el Ministerio de la Mujer y la Oficina Nacional de Estadística (ONE), dan una idea de hasta dónde la violencia cotidiana que afecta a las mujeres está casi “normalizada” en nuestra sociedad.
En el ámbito laboral, por ejemplo, se destaca que el 60.4 % de los que ejercen la violencia contra las mujeres tienen una relación jerárquica de superioridad, es decir que son el empleador o el jefe de sus víctimas, el 97.3 % de las mujeres optó por el silencio y en el ámbito comunitario la cifra llega al 95.5 %. Tanto en el trabajo como en su comunidad, más del 75 % de las mujeres víctimas de violencia no lo denunciaron porque lo consideran “un hecho sin importancia”.
Otro hallazgo del estudio es que más del 60 % de las mujeres que padecieron violencia laboral (69.7 %) y comunitaria (64.6 %) han experimentado violencia entre sus padres en su infancia.
La investigación, que fue presentada en una rueda de prensa con la presencia de la primera dama Raquel Arbaje, contiene más datos igualmente preocupantes.
La realidad que proyectan las cifras exige acciones concretas, ya sea de organismos oficiales y autoridades como también de entidades comunitarias y organizaciones comunitarias.
Es bien sabido que las mujeres reciben una remuneración inferior a la de sus pares masculinos en la mayoría de los trabajos, que son postergadas y relegadas de los puestos de mando y se ven sometidas en todos los órdenes, una situación inaceptable para los tiempos que vivimos.
Educar en valores a las generaciones futuras, promover el respeto a la diversidad, aceptar las diferencias, combatir el sexismo, son solo pasos a dar en busca de un futuro en que la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres deje de ser una utopía, para enterrar una superioridad biológica que es el germen de todas las injusticias.
