Aunque la historia de la radio no está exenta de polémicas en cuanto a su origen, se atribuye a Guillermo Marconi la primera transmisión experimental en 1899, y desde entonces la evolución de este medio vivió un proceso de aceleración durante todo el siglo XX hasta nuestros días.
Que la radio aún en estos tiempos de la globalización y del internet continúa siendo el medio de información más poderoso es una realidad innegable; su alcance es superior al de la televisión, al del internet, que necesita de conexión eléctrica y líneas telefónicas, por ejemplo.
La Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) estableció en 2012 el 13 de febrero como el Día Mundial de la Radio, el medio más emblemático pese a la vertiginosa evolución de los sistemas digitales en los últimos treinta años.
El objetivo principal de esta efeméride es hacer de la radio un medio interactivo, que propicie el debate para tratar distintos temas que interesan a la colectividad.
En su largo proceso de evolución la radio pasó de los sistemas de válvulas a los transistores, hasta llegar a la época actual en que los sistemas analógicos fueron reemplazados por la tecnología digital.
La universalización de la música hubiera sido imposible sin la radio, las informaciones más importantes para el mundo, desde los acontecimientos bélicos hasta los descubrimientos científicos más notables, tampoco habrían podido conocerse de inmediato.
Las grandes hazañas deportivas y las voces de los astros del deporte fueron conocidas por el gran público a través de este medio.
Por todo esto, la Unesco convoca a la industria radiofónica en todas sus formas a unirse a esta celebración global, para la inolvidable historia de la radio y su impacto en las noticias, en la música, el deportes y en otras actividades sociales.
En nuestros días, la tecnología digital ofrece aplicaciones como Radio Garden, que permite captar en computadoras y celulares emisoras de todo el mundo, pero la radio sigue manteniendo su esencia, una cabina con micrófonos, locutores y locutoras con voz etérea y clara que se comunican con su público como si fueran una presencia más dentro de las casas, de las oficinas, talleres y lugares de trabajo, y pese a los vaticinios de su extinción, queda comprobado que la radio jamás desaparecerá, y continuará siendo una compañía cotidiana irreemplazable para las grandes mayorías.