Se ha cumplido el primer mes desde que en el puerto multimodal Caucedo se decomisara el alijo de 9.8 toneladas de cocaína, una requisa que fuera celebrada como la más grande en la historia en República Dominicana, pero las autoridades han soltado pocas prendas de una investigación calificada de compleja y sensible.
Las menudas pistas reveladas por el Ministerio Público se limitan a que 10 personas eran interrogadas y que se había determinado la trazabilidad del alijo que tendría por destino a Bélgica.
Hay que conceder tiempo a las autoridades dominicanas y convenir con ellas en que estaríamos ante un caso “complejo y sensible”, pero por las confusiones y versiones contradictorias que circulan es menester que se conozca una versión dominicana porque Guatemala, Honduras y Colombia ya ofrecieron la suya.
Para Honduras, según explicación de su Dirección General de la Marina Mercante, el buque no desembarcó en sus puertos, sino que siguió camino a República Dominicana, en tanto que el presidente de Guatemala, Bernardo Arévalo de León, desvinculó a su país y aseguró, citamos: “Ya quedó claro que las autoridades dominicanas ya identificaron que la contaminación de ese cargamento sucedió en la República Dominicana”. ¿Está tan claro eso?
Para conminar aun más a que nuestras autoridades ofrezcan siquiera una versión preliminar, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, en un mensaje de la red social X informó: “Con ayuda de la inteligencia policial de Colombia, se han incautado 9.5 toneladas de cocaína en República Dominicana. La droga provenía de grupos armados del Catatumbo”. ¿De Catatumbo a Caucedo?
Entonces, una de las primeras preguntas pendientes de respuesta es cómo o por qué vía esa droga llegó con antelación a la República Dominicana para ser colocada en dos contenedores, lo que crearía una gran nebulosa porque, si se confirmase, República Dominicana estaría dejando de ser solo un puente para el tránsito de drogas para convertirse en parte de una estructura.
No es que el trasfondo de este caso sea cuestión sencilla ni fácil de desentrañar y, si bien por un lado hay que dar tiempo al tiempo hasta que las autoridades avancen en su investigación “compleja y sensible”, conocidas las versiones oficiales de Guatemala, Honduras y Colombia, es momento, y la opinión pública se lo merece aunque sea como adelanto, de que haya una versión dominicana acerca de esa incautación histórica.