El covid frenó la esperanza de vida mundial y trajo cambios que no se habían visto en 70 años, según estudio reciente publicado en la revista Nature Human Behaviour.
La investigación, que incluye datos desde 2015 a 2021 de 29 países europeos, Chile y Estados Unidos, señala que solo algunas naciones, como Bélgica, Italia o España muestran una recuperación significativa, aunque incompleta.
“Las pérdidas de esperanza de vida durante las recurrentes epidemias de gripe de la segunda mitad del siglo XX han sido mucho menores”, dice, y en esto radica la gravedad de la pandemia.
Sin duda que el Covid-19 fue un fenómeno que nadie pudo prever, ni medir en el mediano plazo el índice de letalidad y mucho menos las consecuencias que tendría para los sistemas sanitarios y para la economía global.
Esto significa que, más que un problema sanitario que puso a prueba los sistemas de salud de todo el mundo y se ha cobrado millones de vidas, también “reprogramó” la economía mundial, generó enormes problemas de abastecimiento y puso en evidencia la desprotección -en todos los órdenes- de los sectores más vulnerables.
Esa disminución de la esperanza de vida es solo una de sus consecuencias; mientras los países de Europa occidental -como España- experimentaron una recuperación respecto a 2020, Europa del Este y Estados Unidos sufrieron déficits sostenidos.
Sin embargo, los países con mayores proporciones de personas vacunadas experimentaron menores déficits en ese aspecto.
En el caso de nuestro país, cabe señalar que la gestión de las vacunas resultó más eficaz que en muchas naciones con mayores recursos, que no reaccionaron con la misma prontitud.
Precisamente los estados que protegieron a los jóvenes y a los mayores con un sistema de inoculación eficiente muestran mejores cifras de recuperación de la esperanza de vida.
Seguramente las consecuencias de la pandemia del covid continuarán haciéndose sentir, y aunque su dimensión todavía no ha sido cuantificada totalmente, las seguiremos padeciendo en el tiempo.