Se anuncia para mañana la visita del canciller Serguéi Lavrov, y según nota despachada por el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, su agenda incluiría reuniones con el presidente Luis Abinader y con el ministro de Relaciones Exteriores, Roberto Álvarez.
Lo de provecho para el país que pudiera surgir de la celebración de esos posibles encuentros sería suficiente para calificar como importante la presencia en suelo dominicano del funcionario del Kremlin, pero hay otros asuntos de nuestro interés particular, pues Rusia ha votado reiteradamente en el Consejo de Seguridad de la ONU en contra de la posición dominicana para el envío a Haití de una misión de paz (cascos azules de Naciones Unidas).
Esa sería la primera solicitud de Abinader a Lavrov: negociar los términos de una resolución de la ONU para autorizar la fuerza de paz, negativa en la que Rusia ha hecho causa común con China en el Consejo de Seguridad.
Pero al margen de ese tema, que para los dominicanos resulta crucial, y más en este momento cuando se habla de un desborde de las acciones de las bandas haitianas, el visitante representa a una nación con la que República Dominicana tiene relaciones diplomáticas desde hace 80 años.
Con la Federación de Rusia (antigua Unión Soviética), el país ha tenido un intercambio comercial mínimo pero estable, que incluye exportación de ron, tabaco, frutas y alcohol etílico, y en cuanto al turismo en 2021, año anterior a la invasión a Ucrania, más de medio millón de visitantes rusos y ucranianos llegaron al país.
La visita de Lavrov coincide con la apertura de la Embajada de la Federación de Rusia en la República Dominicana, un gesto que tiene significación porque destraba dificultades luego de que República Dominicana suspendiera sus relaciones bilaterales con Venezuela, país donde actualmente opera la representación diplomática rusa.
Serguéi Lavrov, que arribó en el fin de semana a Brasil para la reunión de ministros de Asuntos Exteriores de los BRICS, ha puesto en el orden del día con Abinader la cooperación bilateral, expansión de los lazos comerciales, económicos y de inversión, y las relaciones en turismo, cultura y asuntos humanitarios.
Aparecerá el miope que busque la quinta pata al gato sobre su presencia, pero por donde quiera que se mire resalta lo positivo de esa visita en el marco de los actuales acontecimientos regionales y mundiales.