El Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant) trata de implantar reglas que contribuyan a brindar mayor seguridad a los usuarios de los medios de transportación de las personas y las cargas en las autopistas, carreteras y calles del país.
Por eso, la resolución que reglamenta el uso de los carriles en las carreteras dirigida a los conductores de vehículos pesados, está bien inspirada, y obviamente, es buena, pero podría complementarse.
Lo primero que debió ocurrir fue que previamente el Intrant anunciara con más tiempo que se establecería un régimen de uso de los carriles en las vías, y alertar durante un mayor período sobre la normativa.
En el caso particular de los transportistas de carga, la autoridad competente debió, ya aprobada la resolución, comunicarla de viva voz, no sólo mediante los medios convencionales, sino directamente a los gremios que agrupan a esos conductores.
Luego, en atención a un plan bien específico, reunir en asambleas a esos choferes para decirles cómo se pondría en vigor la medida, y especialmente también, el régimen de sanción para los violadores.
Pero tememos que no se agotó ese proceso de comunicación previa, esencial a todo proyecto o programa, sobre todo, si es público.
Pero digamos que la información fue suplida a los gremios, y si fue así, no se debe olvidar que los conductores de vehículos pesados tienden a imponer sus propias reglas y a comportarse frente a automovilistas y otros tipos de conductores con algún grado de agresividad, o de forma temeraria.
Pero la medida sigue siendo positiva, y quizás tiene una limitación. Debe ser extensiva a todos aquellos que manejen un vehículo en la carretera. Todo el mundo debe conducir por la derecha, sin excepción, de modo que el carril izquierdo siempre esté libre para rebasar, y tan pronto se haga, retornar al carril derecho. Ese esquema no es extraño en algunos países, y da resultados. Tampoco propicia taponamiento.
Ahora, en lo que no debe haber discusión es que la medida debe ser acogida de inmediato. Es un mandato de la autoridad. Y naturalmente, sancionar a quienes la incumplan, sin vacilaciones.