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Mientras la geopolítica actual es un archipiélago de guerras en curso y conflictos latentes, que compiten en relevancia, todos en aumento y con armas nucleares a pedir de boca, el papa llama a que se dejen de crear escenarios que llevan a pensar hasta en una posible tercera guerra mundial.

Pero hay otra realidad detrás de esta situación, y es que el gasto global en armas nucleares creció un 13.4% en el 2023.

Según el informe anual de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN), el gasto mundial en esas armas aumentó hasta trepar a los 91,400 millones de dólares, de los que EE.UU. desembolsó más de la mitad.

Los nueve países con armas atómicas confirmadas (EE.UU. China, Rusia, Reino Unido, Francia, India, Israel, Pakistán y Corea del Norte) invirtieron un promedio de 173.884 dólares por minuto en ese arsenal.

Según el ICAN, dos de los Estados que poseen armas nucleares, Rusia e Israel, son responsables de que el riesgo de que se utilicen bombas atómicas sea el más alto desde la Guerra Fría, por su implicación en los conflictos de Ucrania y Gaza.

La polarización, las crisis y enfrentamientos que parecen envolverlo todo, han arrastrado a las grandes potencias a la paradoja de priorizar en sus presupuestos armamentos y tecnologías para matar, en desmedro de la lucha contra el cambio climático o de la necesidad de producir más agua potable y alimentos accesibles.

Vladimir Putin advirtió: “No puede haber ganadores en una guerra nuclear”, lo que guarda relación con la frase que atribuyen a Einstein y que predice con espantosa exactitud el futuro al que la humanidad se acerca: “No sé con qué armas se peleará la tercera guerra mundial, pero sé con qué lo harán en la cuarta: con palos y piedras”.

La guerra continúa en el mundo, esparcida en conflictos regionales promovidos por el floreciente negocio de la industria armamentística, mientras los pocos llamados a la sensatez, como el del papa Francisco y unas pocas ONG, chocan con la indiferencia de los que supuestamente quieren la paz, pero continúan suministrando armas para la guerra.

El secretario general de la ONU, Antonio Gutérres, tuvo una frase lapidaria para este contexto: “La humanidad está a un error de cálculo de la aniquilación nuclear”.

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