Recurrentemente vemos que los productores locales de carne de pollo se quejan de una sobreproducción o sobreoferta local que derrumbaría los precios competitivos para la sostenibilidad de esa industria. Esa era la queja del último cuatrimestre de 2016. Entonces, el presidente de la Asociación de Pequeños Productores Avícolas de Moca y Licey (APPROAMOLI), Ambiorix Cabrera, dijo que en agosto de ese año las incubaciones se incrementaron en más de 3.5 millones de unidades de huevos, a 19 millones, cuando el consumo es de unos 15.5 millones mensuales y que para septiembre y octubre también aumentaron la incubación de huevos en la misma proporción, por lo que esa tendencia continuaría.
Pero ya entrado el 2017, para el mes de marzo, la industria avícola estaría afectada por un fenómeno contrario: una masiva importación de carne de pollo por encima de las cuotas previstas en los acuerdos con Estados Unidos. Los pequeños y medianos productores avícolas de Moca, Licey, Santiago, La Vega y la Línea Noroeste denunciaron que la importación masiva de carne de pollo desde Estados Unidos los afectaba sensiblemente y que por esta causa perdían cada mes alrededor de RD$450 millones. Más aún, advertían que la importación nos coloca “en riesgo de ser afectados con la gripe aviar”.
Habrían intentado comunicarse con el ministro de Agricultura (en 25 ocasiones), “para ponerlo al tanto de la grave situación”.
El tema de una supuesta importación masiva de carne de pollo ha vuelto a la palestra, pero esta vez el monto estimado de las pérdidas por tal concepto es superior: RD$360 millones. Los productores tienen el acompañamiento de dos legisladores que piden al gobierno socorrerlos.
Este es un caso curioso, por su característica circular, lo mismo que el aparente silencio del ministro de Agricultura.
¿Qué pasa realmente con los productores de pollos, que incluso suelen sugerir que en las importaciones no sólo se violan los acuerdos comerciales, sino que hay una manipulación algo rara en Aduanas?
El ministro de Agricultura debe prestar atención, no necesariamente porque los productores estén quebrados como sugieren, sino para desentrañar la realidad.