Los ojos de la seguridad militar y migratoria del país miran hacia la frontera. Desde que se anunció el retiro de la Minustah, las tropas militares que desde hace más de una década fueron enviadas a Haití por disposición de las Naciones Unidas, las acciones de seguridad, vigilancia y control fronterizo han aumentado.
El Ministerio de Defensa dispuso el entrenamiento de mil efectivos del Ejército para ser enviados a prestar servicios en la frontera con Haití.
En la zona opera desde hace varios años una unidad militar especial, el Cuerpo Especializado de Seguridad Fronteriza (Cesfront), que ocasionalmente es reforzado según haya necesidad de aumentar el control fronterizo. Esos reforzamientos se dan cuando en el vecino país hay indicios de inestabilidad política que hacen presumir éxodos masivos.
Ahora el temor a que se produzcan estampidas migratorias desde Haití hacia República Dominicana surge por el inminente retiro de las tropas de los “cascos azules” que luego de 13 años de presencia, su órgano mentor, la ONU, entiende que ya es tiempo de la retirada. Los 15 miembros del Consejo de Seguridad de la ONU aprobaron el 13 de abril pasado una resolución que extiende por seis meses la operación de la Minustah en Haití, compuesta actualmente por 2,370 militares y 2,600 policías.
Después del anuncio del retiro de las tropas de la Minustah, autoridades legislativas, militares y de migración dominicanas han estado reuniéndose y planificando acciones preventivas, ante el temor de que la retirada de los “cascos azules” aumente los intentos de cruce de haitianos ilegales por la frontera.
El área limítrofe de República Dominicana y Haití ha sido siempre definida como porosa, de difícil control y vigilancia. Por la frontera cruza de todo, desde gente hasta drogas, armas, fugitivos de la justicia de los dos países, contrabando de mercancías y trasiego de cosas robadas en la parte Este. Eso cree la gente.
Lo que más preocupa es el tráfico ilegal de personas. La República Dominicana ya no soporta más inmigrantes ilegales. Pero con una frontera porosa se hace muy difícil controlar el ingreso de indocumentados. Por eso entendemos y apoyamos las medidas adicionales de control que han anunciado las autoridades del Ministerio de Defensa y de la Dirección General de Migración.