En el baño de una escuela varios alumnos discuten cómo darle una “salsa” a otro que no comparte con el grupo. La escena, imaginaria, bien podría pensarse que es de alguna película o novela de las que las plantas televisoras pasan a cualquier hora del día o de la noche, pero no.
Escenas como esa se suceden a diario en las escuelas, y los estudiantes son los protagonistas que decidieron pasar del “bullying” o acoso físico o psicológico al que los compañeros de escuelas someten de forma continua, a otro método de violencia.
Es la realidad de la violencia en las escuelas, y de la que no escapan, incluso, ni los propios educadores.
Una realidad sobre la cual ayer la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) hizo un llamado de alerta: la violencia en los centros educativos no solo compete a los maestros, sino a toda la sociedad, que debe velar por la buena formación para sus hijos y la ciudadanía.
Al respecto, la ADP llamó a regular la programación de las telenovelas, especialmente las que tienen que ver con el tema del narcotráfico, violencia y sexo, así como el tipo de música que escuchan niños y adolescentes.
Observa la ADP que los maestros, encargados de velar por la enseñanza en las escuelas, también son víctimas de agresiones e insultos de parte no solo de alumnos, sino también de padres que reclaman con violencia explicaciones sobre cualesquiera quejas de sus hijos.
Es como una epidemia de violencia.
El llamado del gremio que agrupa a los educadores del sector público debe atraer la atención de toda la sociedad, sobre todo de los medios de comunicación.
Los medios somos entes de información, entretención, y sobre todo, de formación y reproducción de valores, valores que están llamados a ser positivos, pero que en buena medida devienen en negativos.
Muchas veces estos valores negativos son desapercibidos, pero otras veces son advertidos y permitidos a nombre del buen “rating” de audiencia, lo que constituye una irresponsabilidad, pues se deja de lado la misión intrínseca de los medios de comunicación de masas.
Los medios recogemos a diario la violencia que arropa la sociedad, sobre todo a la comunidad educativa. Es tiempo de pensar en el llamado de la ADP.