El sometimiento a la justicia de 14 personas, desde un ministro del Gobierno, dos senadores y un diputado de la República, un ex ministro y un ex senador y actual presidente de la principal fuerza opositora por los cargos de soborno, asociación de malhechores, prevaricación, desfalco, enriquecimiento ilícito y lavado de activos en tratos con la empresa brasileña Odebrecht es un acontecimiento sin precedentes en la Nación que de algún modo impactará el desempeño de la función pública.
No juzgaremos a nadie. Todos los acusados tendrán que responder ante los tribunales. Ya lo ha dicho el procurador general de la República Jean Alain Rodríguez. Si bien todos están señalados por tratos corruptos contra el Estado y la sociedad, coaligados con la empresa brasileña, no siempre los delitos se cometieron con el mismo modus operandi ni “todos ellos participaron de los mismos hechos o en el mismo período de tiempo. Cada caso, aunque todos están relacionados con el entramado generado de sobornos y corrupción orquestados por Odebrecht, tienen sus particularidades”.
Lo esencial es que si se establecen las debidas responsabilidades haya el condigno castigo. Tiene que ver con el reclamo de la sociedad para que haya sanciones contra quienes traicionaron la confianza de los dominicanos. El escándalo desatado en Estados Unidos y que estremeció a Brasil tenía que repercutir en República Dominicana. La propia empresa declaró que sobornó con US$92 millones a funcionarios para ser favorecida con obras. Razones suficientes para la indignación social.
A quienes se les prueben sus faltas deben ser sancionados con todo el peso de la ley. Pero serán los jueces quienes habrán de decidir. Corresponderá ahora al magistrado a cargo de la instrucción en la Suprema Corte de Justicia, jurisdicción en que se conocerá el caso por el involucramiento de legisladores, profundizar las pesquisas impulsadas por la Procuraduría con la colaboración del gobierno de Brasil, técnicos y asesores nativos y extranjeros.
Es un caso muy grave y complejo. Requerirá tiempo y calidad. La justicia debe actuar con la corrección que demanda.
Estamos ante una oportunidad que ya ha debido aleccionar a la clase política y puede servir para reivindicar al tan malhadado Poder Judicial.