Lo habíamos vaticinado con plena confianza a mediados de esta semana: la visita a nuestro país del secretario de Estado de los Estados Unidos, Marco Rubio, sería provechosa.
Los principales resultados resumidos en la rueda de prensa que ofrecieron el presidente Abinader y el secretario Rubio así lo atestiguan.
La primera gran satisfacción tiene que ver con el reconocimiento de parte de los Estados Unidos a la lucha contra el narcotráfico, en particular respecto a las drogas sintéticas, que ha tenido como consecuencia y debido a las conversaciones bilaterales, el nombramiento del vicealmirante José Manuel Cabrera Ulloa, presidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), como el zar antidrogas encargado de liderar los esfuerzos conjuntos.
Quizá la mejor muestra del respeto que inspira el país y la aceptación de la defensa de la soberanía nacional por parte de nuestros gobernantes es que, contrario a lo acontecido en otras latitudes, Estados Unidos ha dejado constancia de que no se le va a pedir a la República Dominicana que acepte una ola masiva de migrantes.
La mayoría de las expectativas con la visita de Rubio giraban alrededor del tema migratorio, en particular con la inestable e insegura situación de Haití de por medio, pero todo lo conversado corrió a favor de las perspectivas dominicanas.
Además de que se pudo avanzar en un punto de mucho interés para las partes, que es el de las tierras raras, y la posibilidad que se abre para que el país reciba un espaldarazo para convertirse en hub en el campo de las tecnologías modernas, con el desarrollo de la industria de los semiconductores.
Ese tipo de acuerdo se podía predecir, porque la nueva administración estadounidense se ha ido en elogios hacia las autoridades dominicanas.
Incluso, a diferencia de lo ocurrido con otros países en los que Rubio pernoctó, por las relaciones diplomáticas de la República Dominicana con China comunista aparentemente hubo conformidad, o más bien, no se percibió ningún resquemor visible.
Todo lo que resta decir, a manera de un breve balance de esta visita, es desear que vaya usted en paz, señor secretario de Estado, que por aquí quedamos agradecidos de su presencia, y de que los resultados de su breve estadía en estas tierras, hayan sido beneficiosos para ambas naciones.