Martes Santo. Todo parece haber sido dicho en cuanto a mensajes de orientación y de las cosas por hacer en la Semana Mayor.
Pero hay una salvedad para la de 2022 por ser la primera vez en tres años en que la pandemia aparenta estar bajo control.
Es un motivo más que suficiente para más movilidad debido a que no serán pocos los que invocarán que llevaban dos semanas santas “clavados” en la casa, cual Cristo en la cruz, ni menos los que, por la idiosincrasia del dominicano común, la aprovechen para el desenfreno.
Sin que dejemos al margen esas precisiones, para elCaribe como medio de comunicación es de cumplimiento obligatorio llamar para esta semana al descanso, a la reflexión y al recogimiento.
Tampoco estaría de más la advertencia a los que vacacionan para que actúen con moderación, prudencia y sin excesos de ningún tipo.
Otra prédica que ojalá sea una mayoría la que la cumpla al pie de la letra, es la de que pasemos los días del asueto en familia.
Y como se trata de días santos cuando predomina lo religioso y se desborda la devoción y la fe cristiana se renueva, nos atrevemos a escoger la circunstancia para pedir respeto a la manera de pensar del que no comulga con nuestro credo.
Esto lo imploramos porque al evocar el sacrificio de Cristo en la cruz, no se puede olvidar que según las sagradas escrituras lo hizo para perdonar nuestros pecados y llamó a “amar a tu prójimo como a ti mismo”.
Es una frase bíblica que sirve en estas fechas sacras para recordar que debemos apartarnos del odio y del fanatismo, este último que en el mundo actual es uno de los males más anacrónicos y preocupantes.
Precisamente sobre el fanatismo sentenció Unamuno: “Hay quien en nombre de caridad cristiana mata, quien para salvar al prójimo te lleva al quemadero”.
Tratemos, finalmente, de que en esta Semana Mayor los excesos de todo tipo, ajenos y propios, no terminen incluyéndonos en las estadísticas de accidentes fatales que se pueden evitar con solo ejercer la prudencia.