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La importancia de la migración latinoamericana a Estados Unidos, cuyo idioma y cultura responden a una tradición hispánica implantada desde el llamado “descubrimiento” de América, ha llevado a esta comunidad a ocupar lugares de importancia en determinados estamentos de la potencia del Norte.

De ahí que cada 15 de septiembre comienza el Mes de la Herencia Hispana en EE.UU. que se celebra hasta mediados de octubre, porque incluye el Columbus Day, también conocido como el Día de la Raza, que conmemora la llegada de Cristóbal Colón al Nuevo Mundo el 12 de octubre de 1492, y aunque el concepto de raza carece totalmente de sustento científico desde que fue descifrado el genoma humano, se habla de un encuentro de culturas, lo que tampoco es del todo aceptable porque cada vez hay más consenso respecto a que América no fue descubierta, sino invadida y saqueada.

Este mes incluye actividades culturales, exposiciones, espectáculos artísticos y el 13 de octubre el gran desfile o parada latina en la ciudad de Nueva York. Según la Oficina del Censo “con el Mes de la Herencia Hispana, se celebran las contribuciones de las personas de Estados Unidos con raíces en España, México, América Central, América del Sur y los países hispanohablantes del Caribe”.

Respecto de la importancia de la comunidad hispana, el último anuario del Instituto Cervantes aporta algunos datos que reflejan la trascendencia del español en la actualidad. Con casi 500 millones de personas, es la segunda lengua materna del mundo por número de hablantes, y la tercera lengua en un cómputo global, al sumar dominio nativo, competencia limitada y estudiantes de español, que rozan los 600 millones. Es también la tercera lengua más utilizada en internet.

Es ese idioma que nos distingue ante el mundo el que nos permite expresar distintas maneras de interpretar la historia de la conquista, pero también nos define como un continente plural, con una idiosincrasia y una libertad que aprendimos a defender en las largas luchas por la independencia, y que acompaña al migrante hispano en cualquier nuevo destino.

Esa hispanidad o la herencia hispana con la que sentamos presencia es más que el idioma, tiene que ver también con la voluntad de trabajo, con el coraje que el latino antepone a la adversidad, con la capacidad de adaptación y el optimismo con que encara los más apremiantes desafíos.

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