Aunque en los textos escolares la familia es definida como “la célula de la sociedad” conformada por padre, madre e hijos, en nuestro país ese concepto es un poco más amplio, sobre todo en los hogares campesinos y de los barrios, donde suelen sumarse los abuelos que, en su vejez y por falta de recursos, son acogidos por los hijos.
Como base social, la familia es también la primera escuela y comparte con el sistema educativo la formación en valores, la transmisión de cultura y de los saberes primarios, las abuelas enseñan a cocinar, transmiten tradiciones, cuentos y leyendas.
En nuestro país los que forman parte de la diáspora igualmente se consideran familia porque, pese a vivir fuera, mantienen contacto con los suyos, y hacen enormes aportes como las remesas, además, ya sea en las fiestas de Navidad y Año Nuevo, o en la Semana Santa, se integran durante unos días a su círculo primario y comparten regalos, vivencias y anécdotas, lo que enriquece esa tradición, y a veces hasta suman a sus cónyuges e hijos foráneos, que también son aceptados como familia.
El Mes de la Familia en República Dominicana es noviembre, instituido por el decreto 1656 del Poder Ejecutivo en 1971, y desde entonces la Iglesia católica escoge un día para realizar una actividad que denomina Un paso por mi familia, que consiste en una caminata, a la que se añaden otros eventos conexos que este año tendrán lugar el domingo 24 en el malecón de la capital, organizados por la Pastoral Familia y Vida.
Todos y cada uno de nosotros hemos sido moldeados y formados por una familia, en su seno hemos recibido enseñanzas, correcciones, valores y estímulos para llegar a ser lo que somos en la vida adulta, y eso es parte de lo que transmitimos a nuestros descendientes.
Ojalá que este mes sirva para unir a las familias, que los hijos alejados por determinadas cuestiones traten de acercarse, que la reconciliación y el perdón reinen en todos los hogares, y que esta patria, que es nuestra gran familia, se encamine por senderos de progreso y bienestar para todos.