Mientras el cambio climático golpea cada vez más duramente a un mundo que se mantiene entre la indiferencia y la desidia, la ONU termina de celebrar la Conferencia sobre Biodiversidad (COP16) en Cali, Colombia.

Como restan solo seis años para alcanzar los objetivos globales de biodiversidad que se adoptaron en 2022, obvio que una primera conclusión de esta conferencia es que el momento es crítico y que se necesitará de una mayor movilización y financiamiento en favor de la naturaleza.

Los más de 190 países reunidos en Cali bajo el lema “Paz con la Naturaleza” discutieron, entre otros objetivos, detener y revertir la pérdida de biodiversidad para 2030 y permitir que los seres humanos vivamos en armonía con la naturaleza para 2050.

Sin embargo, salvo en declaraciones en la prensa, a los países industrializados poco parece importarles que estamos a pocos años de llegar al llamado punto de no retorno en temas de pérdida de biodiversidad.

Un punto clave, que es establecer un nuevo fondo global, se quedó en el aire y la discusión tuvo que ser suspendida por falta de quórum en la sala para tomar decisiones.

“Esta falta de financiamiento frenará los esfuerzos para detener y revertir la pérdida de la naturaleza para el año 2030”, dijo Ginette Hemley, vicepresidenta sénior de Vida Silvestre de WWF-US, mientras que según Kirsten Schuijt, directora general de WWF Internacional: “Cumplir la misión de detener y revertir la pérdida de la naturaleza para 2030 nunca iba a ser fácil, pero ahora estamos peligrosamente fuera de curso”.

Según los organizadores hubo logros en la distribución de beneficios relacionados con la información digital sobre secuencias, la salud y la biodiversidad, la integración de la biodiversidad en la infraestructura y otros sectores, la habilitación de una mayor participación de los pueblos indígenas y las comunidades locales.

Sin embargo, el gran problema de todos los foros establecidos contra el cambio climático es que los países que más pueden aportar y que son precisamente los que más daño hacen a la naturaleza, no aportan los fondos que se necesitan, pese a sus reiteradas promesas.

Mientras esas potencias digan una cosa y hagan lo contrario, mientras mantengan el petróleo como el combustible más importante y la producción de armamento y la guerra como principal actividad, la biodiversidad apunta a convertirse en un pasado irrecuperable.

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