Las empresas de inversión extranjera que operan en República Dominicana están exhibiendo su incidencia en el desarrollo económico del país.
Un estudio de la Asociación Dominicana de Empresas de Inversión Extranjera (Asiex) presentado el martes último muestra las áreas en las que inciden las empresas de capital foráneo.
Las cifras presentadas reflejan posicionamientos importantes en distintas variables e indicadores de la economía.
El presidente de Asiex, Máximo Vidal, fue preciso cuando en el acto de presentación del estudio dijo que “los aportes que realizan las empresas de inversión extranjera en el país tienen un impacto crucial para la economía nacional”. Y refirió las contribuciones que esas empresas realizan en términos fiscales, con un aporte de alrededor del 37% de los ingresos que recibe el Gobierno por impuestos directos e indirectos; laborales, con un volumen de más de 200 mil empleos formales, y en aportes a la seguridad social, con una contribución equivalente al 22.5 por ciento del aporte del sector privado al Sistema Dominicano de Seguridad Social. El conglomerado además influye positivamente en el desarrollo empresarial y social, con la transferencia de tecnologías, conocimientos y las buenas prácticas de gobierno corporativo que implementan sus empresas.
Las empresas extranjeras radicadas en el país aportan también alrededor del 13 por ciento del producto interno bruto (PIB) dominicano. Y según el estudio, reinvierten alrededor del 50% de sus ganancias.
Este último aspecto quizás refleja uno de los elementos más importantes de la inversión externa, concebida como un endeudamiento de la economía con los inversionistas, si se asimila la teoría de algunos defensores de la inversión extranjera, quienes la definen como una de las formas de deuda más noble para un país, porque paga (vía dividendos) solamente si hay utilidades.
Las empresas extranjeras, como toda empresa, van donde hay climas adecuados y posibilidad de obtener beneficio. No son entidades benéficas, ni tampoco la panacea en forma de actividad económica. Le corresponde al país receptor de la inversión definir la regla de juego, con reformas y leyes que ofrezcan seguridad al capital extranjero.
En ese escenario, vale poner oídos atentos al temor expresado por el sector en torno al auge de la criminalidad, que puede ahuyentar capitales, inversiones. Y hay mucha competencia por captarlos.