Los tribunales de la República despachan cada día cualquier cantidad de personas sometidas a procesos judiciales, mediante medidas de coerción determinadas por el artículo 226 del Código Procesal Penal o bajo el régimen de libertad condicional, según las previsiones del régimen penitenciario, a cargo del juez de ejecución de la pena.De acuerdo con el artículo 9, acápite n) de la ley 224-84 sobre régimen penitenciario, existe un departamento de “control para los condenados que gocen del beneficio del Perdón Condicional, para los reclusos en libertad condicional y de asistencia post-penitenciaria”.
Pero acabamos de descubrir que esa dependencia sólo está prevista en la ley, con un director, sin embargo, no cuenta con los medios necesarios para el desempeño de sus funciones. Debe dar seguimiento a quienes han sido favorecidos con alguna medida de libertad condicional que amerite un determinado cumplimiento frente a la autoridad judicial.
En cualquier país esa es una información como para alarmarse, sólo con pensar en la cantidad de reclusos que disfrutan de libertad condicional, o que han alcanzado la libertad mediante procesos abreviados y tienen que someterse a rigores o controles de presentación periódica o seguir una regla de obligado cumplimiento según la sentencia dictada.
Que el órgano llamado a llevar un control de esos ciudadanos no cuente ni siquiera con personal para hacerlo es gravísimo. Y peor aún, que esa situación esté ocurriendo desde la vigencia de la ley, que vendría a agravarse con un Código Procesal Penal garantista que facilita los medios para alcanzar la libertad a quienes están en conflicto con la ley.
Esa situación habría necesariamente que relacionarla con el alto número de reincidencia, con las quejas constantes acerca de individuos que cometieron un delito o un crimen, y andan por ahí en las mismas fechorías.
¿Cómo es posible que tantos distinguidos magistrados hayan pasado por la Procuraduría General de la República sin que prestaran atención para que haya un cuerpo de seguimiento de quienes han sido favorecidos con libertad condicional?
¡Increíble!