Aunque desde el inicio de su papado el sumo pontífice Francisco ha convocado a varios sínodos regionales, esta reunión que comenzó en 2023 tuvo su origen en otras de carácter local, y ahora está en marcha la segunda etapa, que culminará el 27 de octubre.
Un sínodo es una reunión de obispos y líderes eclesiales, convocados por el papa, en la que se tratan diversos aspectos del trabajo pastoral, la relación de la iglesia con las comunidades, e incluso con los gobiernos.
La importancia de esta convocatoria, que podría figurar entre los legados más importantes de Francisco, es que por primera vez en mucho tiempo la institución reflexiona sobre sí misma con una perspectiva multilateral, no solo desde la visión sacerdotal de obispos y cardenales.
En el caso del actual sínodo en marcha, uno de los temas tiene que ver con la sanación de las relaciones enfermas de la iglesia, para mirarse a sí misma, e identificar los males que la corroen y comience a curarse de todos los vicios que la han afectado.
“¿Cómo podríamos ser creíbles en la misión si no reconocemos nuestros errores y no nos rebajamos a curar las heridas que hemos causado con nuestros pecados?” se pregunta Francisco, porque precisamente la tarea de esta jornada es llamar por su nombre a los pecados que causan mayor dolor y vergüenza en el seno de la iglesia, y reconoce que la confesión del pecado es el principio de la sanación.
Uno de los temas por tratar es el perdón, son siete los purpurados que han pedido perdón por los males causados por la iglesia, por sus pecados contra la paz, contra los pueblos originarios, contra la creación que es obra de Dios, contra los jóvenes y contra las mujeres.
Otro hecho que le da un carácter más universal y diferente a este sínodo es que entre los convocados por el papa figuran laicos, inclusive mujeres, que tendrán voz y voto, aunque entre los temas que se tratarán no figura el diaconado femenino.
Cabe esperar que la Iglesia no deje pasar esta oportunidad no solo para reflexionar sobre sus fallos internos, sino también para elaborar respuestas coherentes a los desafíos de este tiempo, inclusive para adaptarse mejor a los momentos actuales, lo que redundará en beneficio de sus feligreses y de la sociedad toda.