Ahorrar es un acto de previsión que se puede definir como un consumo diferido, es decir, equivale a guardar hoy para consumir después, cuando circunstancias difíciles impidan producir, o simplemente para disfrutarlo cuando se cuenta con el tiempo que se necesita para ello.
El Día Mundial del Ahorro se celebra el 31 de octubre, una fecha que se instituyó en 1924 cuando finalizaron las sesiones del Primer Congreso del Ahorro, celebrado en Milán, Italia, y que posteriormente se popularizó como día mundial.
El objetivo de esta celebración es crear conciencia en todas las poblaciones sobre la importancia de ahorrar, de guardar para después, de evitar el derroche y de prevenir las dificultades futuras, para afrontarlas sin pasar privaciones y superar esos trances de la mejor manera posible.
El hábito del ahorro está presente en la humanidad desde sus orígenes y, en el caso del pueblo dominicano es una costumbre arraigada en las poblaciones campesinas, que suelen criar animales que se pueden comercializar en épocas festivas, o compran prendas suntuarias que se venden en casos de necesidad.
Otro ejemplo muy dominicano del ahorro es el que cada año se hace presente a través de la diáspora, que acostumbra a juntar no solo dinero, sino también ropas y hasta electrodomésticos con los que regresan a su tierra por unos días, a compartir una parte de esa bonanza alcanzada en lejanas tierras con los familiares que se quedaron aquí.
En los libros y tratados de economía el ahorro se equipara con inversión, porque esos recursos guardados, sea en bancos, cooperativas o sociedades de inversión, sirven para movilizar una parte de las fuerzas productivas del país, financian sus gastos y sus inversiones, y se notan en el balance anual como un aporte al producto interno bruto.
Fomentar la cultura del ahorro no se refiere solo a guardar para después, implica también una actitud reflexiva a la hora de consumir, pensar antes de comprar, distinguir entre las necesidades reales y las que nos crea el sistema a través de la publicidad y que suelen vaciar los bolsillos de los consumistas.
Ahorrar es también una actitud vital que permite a los individuos y a las poblaciones prepararse para el mañana, que casi siempre es incierto, y construir un porvenir mejor, sobre la base de previsiones y no de improvisaciones. Esto significa que, en presente, el ahorro es futuro.