Luego de la tragedia en Haití por el terremoto del pasado 14 de agosto, y porque compartimos con ese país una isla bajo el influjo de las mismas placas tectónicas que han generado muchas fallas, expertos en la materia advierten que debemos estar preparados para afrontar un fenómeno telúrico de envergadura.
Al escuchar a los más facultados para hablar, parece que estamos ajenos a la posibilidad de que un sismo de gran magnitud nos toque, como tampoco lo estamos en plenitud contra los huracanes, porque pese a estar en su ruta República Dominicana no cuenta con sistemas de radares para dar seguimiento a los fenómenos atmosféricos que nos amenacen, y también necesitamos de más estaciones automáticas.
Pero quedémonos solo en el ámbito del terremoto, para formular varias preguntas que enciendan “las antenas” de la prevención: ¿El hecho de que en el pasado hayamos padecido movimientos telúricos de grandes proporciones no es un aviso de que no estamos exentos? ¿Existe una política de Estado para que toda edificación o vivienda que se construya puedan resistir un terremoto?
Pero además, ¿exigen con rigor la documentación y estudios de lugar las dependencias oficiales encargadas de autorizar el levantamiento de puentes y carreteras? O sea, ¿las empresas constructoras son obligadas a los requerimientos que norman la construcción de edificaciones antisísmicas?
Es un punto común entre los expertos que la gran cantidad de muertes que se han producido en los últimos dos terremotos de Haití es por la mala calidad de sus edificaciones.
De manera esporádica hemos observado que dependencias públicas y privadas hacen simulacros, pero nos preguntamos: ¿Está suficientemente educada la población?
Y por último, conocida la prontitud con que reaccionan los organismos de protección civil ante fenómenos atmosféricos: ¿se puede confiar en que sería igualmente efectiva esa coordinación interinstitucional ante lo súbito de un terremoto?
Creemos que siempre será más efectivo prevenir, exigir construcciones seguras y crear conciencia en lugar de proceder cuando el terremoto haya pasado.